Un guardia de seguridad custodia la entrada principal de la familia Reiner, anclada en la avenida South Chadbourne, una calle pequeña y hermética situada en el oeste de Los Ángeles, rodeada del icónico follaje de palmeras que coronan la ciudad.
El portal blanco que da acceso a la casa de la familia invoca a la Navidad, con las típicas guirnaldas de ramas de pino y bayas rojas que ofrecen la bienvenida al calor de un hogar.
La altura del portón, hecho a propósito para escudar la intimidad de una de las familias más queridas de la industria del cine, apenas deja asomar una fachada gris y un par de árboles, cuyas ramas sujetan unas enormes bolas navideñas que embellecen la entrada.
Varios carteles en negro con letras rojas avisan de que se trata de una propiedad privada que nadie puede traspasar. La advertencia se entiende por todas puertas secundarias de la casa de Rob y Michele Reiner desde el aviso de su muerte a la policía de Los Ángeles el pasado domingo.
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Fuera, un ejército de medios de comunicación ocupan el estrecho paseo con cámaras, camiones y personal informativo. La tranquilidad que promete el barrio, rodeado de portones de acero y verjas altas cubiertas de hiedra, se expone ahora al escrutinio público.

Entre las pausas de los reportes en vivo para los informativos, el silencio apenas logra hacerse hueco en el ambiente: los murmullos de la gente permutan mientras los vecinos tratan de acostumbrarse a su nueva realidad paseando a los perros y los curiosos merodean la morada en busca de respuestas.
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Rob y Michele adquirieron el hogar en el que se encontraron el pasado domingo sus cuerpos sin vida y con signos de violencia en 1991. Se la compraron al fallecido escritor estadounidense Norman Lear años después de que Henry Fonda la construyera, según informó People.
De estilo Nueva Inglaterra, la casa de 930 metros cuadrados, seis dormitorios y seis baños era exactamente el tipo de hogar que Reiner deseaba.
“Iba allí y decía: ‘Si alguna vez consigo dinero, si alguna vez tengo dinero para comprar una casa, este es el tipo de casa que me gustaría’”, dijo entonces.
Reiner era conocido por un activismo político que dejaba entrever en su casa, organizando numerosos debates y reuniones a los que habían sido invitados líderes de la talla de Bill y Hillary Clinton.
De hecho, el expresidente Barack Obama y su esposa, Michelle, tenían previsto reunirse con su amigo Rob Reiner y su esposa, Michele, el mismo día en que la pareja de artistas fue hallada asesinada en su casa en Los Ángeles.
El cineasta y su esposa, que era productora y fotógrafa, fueron encontrados muertos el domingo en su domicilio en la adinerada localidad de Brentwood, donde según los primeros indicios filtrados por la prensa habrían sido apuñalados por uno de sus hijos.

El principal sospechoso: su hijo Nick Reiner
Nick Reiner, el hijo del medio del cineasta, de 32 años, fue arrestado en relación con las muertes. Jim McDonnell, jefe de Policía de Los Ángeles, confirmó que la fuerza trabajó intensamente para asegurar la detención del sospechoso.
En un principio, Nick tuvo la posibilidad de salir en libertad bajo una fianza de 4 millones de dólares, pero actualmente permanece retenido sin derecho a fianza. Está previsto que sea presentado en la Oficina del Fiscal del Condado, donde se evaluarán los cargos formales que podrían imputársele por el crimen.
La investigación se centra ahora en determinar el móvil, que sigue siendo desconocido. Las autoridades están reconstruyendo el entorno de la pareja y de su hijo. Según varias versiones publicadas por la prensa, la noche anterior a los homicidios se habría producido una pelea durante una fiesta.
Pedido de privacidad de la familia
En medio del avance del caso, la familia difundió un comunicado en el que pidió “privacidad durante este momento increíblemente difícil”. Hasta el momento, no se sabe si Nick Reiner cuenta ya con representación legal.
En septiembre pasado, Rob Reiner, Michele, Romy Reiner, Nick Reiner, Maria Gilfillan y Jake Reiner habían sido fotografiados juntos en un evento, según una imagen difundida por la agencia REUTERS.
El rastro de sangre en un hotel de Santa Mónica
De acuerdo con fuentes vinculadas a la causa citadas por TMZ, Nick Reiner se registró en un hotel de Santa Mónica durante la madrugada del domingo y dejó un rastro de sangre.
El medio detalló que Nick arribó a The Pierside Santa Monica alrededor de las 4:00 a.m. (hora local) del domingo y pagó con su propia tarjeta de crédito. Su llegada se produjo horas después de una acalorada discusión con su padre en la fiesta de Navidad de Conan O’Brien. La reserva era por un solo día.
Personas que lo vieron en ese momento aseguraron que parecía “desorientado”, aunque no presentaba signos visibles de haber participado en una acción violenta: no detectaron manchas de sangre ni cortes en su cuerpo.
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Hallazgos en la habitación y trabajo de los detectives
Horas más tarde, empleados del hotel ingresaron a la habitación y encontraron manchas de sangre en la cama, en la ducha y una ventana tapada con sábanas.
El lunes por la mañana, cuando Nick Reiner ya no se encontraba en el cuarto, detectives de la división de robo y homicidio del Departamento de Policía de Los Ángeles acudieron al lugar para reunir pruebas y entrevistar a los empleados del establecimiento.
Finalmente, el hijo de Rob Reiner fue localizado y arrestado en Exposition Park, en el centro de Los Ángeles, a unos 30 kilómetros (20 millas) de distancia del hotel.
Quién es Nick Reiner
Nick Reiner es el segundo hijo de Rob Reiner y Michele Singer Reiner. La pareja se conoció mientras el cineasta filmaba Cuando Harry conoció a Sally, se casó en 1989 y tuvo tres hijos.
Nick se hizo conocido públicamente por hablar con franqueza sobre su difícil lucha contra la adicción a las drogas y al alcohol, un problema que comenzó en su adolescencia. Tanto él como sus padres se expresaron en distintas ocasiones con una sinceridad poco habitual sobre las adicciones, el vínculo familiar y las consecuencias del llamado “amor duro”.
“Being Charlie” y la lucha contra las adicciones
En 2015, padre e hijo trabajaron juntos en la película Being Charlie, un film semiautobiográfico inspirado en la experiencia de Nick con las drogas y sus múltiples ingresos a centros de rehabilitación desde su adolescencia.
“Cuando Nick nos decía que esos tratamientos no le estaban funcionando, no lo escuchábamos”, reconoció Rob Reiner en una entrevista ese mismo año. “Estábamos desesperados. Veíamos diplomas colgados en las paredes y confiábamos en esos especialistas cuando, en realidad, deberíamos haber escuchado a nuestro hijo”.
Ambos llegaron a aparecer juntos en entrevistas sobre Being Charlie, en las que abordaban la temática de la adicción y el proceso familiar que atravesaron.
Relatos previos sobre su vida y recuperación
En una entrevista con la revista People en 2016, Nick Reiner habló sobre su larga lucha contra las adicciones, que comenzó en su adolescencia y terminó por dejarlo viviendo en la calle.
En ese mismo reportaje, contó que entró y salió de rehabilitación en varios momentos desde que tenía 15 años. A medida que su adicción se intensificaba, se fue alejando cada vez más de su familia, tanto física como emocionalmente.
“He estado en casa durante mucho tiempo y me volví a acostumbrar a estar en Los Ángeles y a estar con mi familia”, dijo entonces, al referirse a una etapa en la que buscaba reconstruir su vida cerca de los suyos.
Mientras las autoridades avanzan en la reconstrucción de las últimas horas de Rob Reiner y Michele, el caso sigue abierto y el móvil del presunto doble homicidio permanece sin aclararse.
