De acuerdo con la Municipalidad de Jerusalén (israelí), el edificio hoy demolido se construyó sin permiso de obra y en un terreno destinado a uso no residencial.
Vídeos del momento de la demolición muestran a más de una decena de trabajadores de la Administración jerosolimitana, que portaban kipás y tenían como misión la demolición, apalizando a uno de los residentes que se oponía a que tumbaran su vivienda.
Casi todo los inmuebles estaban ocupados hasta el momento de la demolición, según la oenegé israelí Physicians for Human Rights Israel (PHRI), pues había prevista para hoy una reunión de la abogada de las familias con representantes de la Municipalidad de Jerusalén de cara a explorar soluciones alternativas a la demolición.
A lo largo de los años, los residentes interpusieron sin éxito múltiples procedimientos legales para evitar la demolición. Paralelamente, intentaron impulsar un proceso infructuoso de planificación para cambiar la designación del terreno y legalizar el edificio retroactivamente.
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Solo este año, unas 100 familias de Jerusalén Este han perdido sus hogares, mientras aumenta sin cesar el asentamiento de israelíes en esta zona de la Ciudad Santa, ocupada progresivamente desde 1967 y donde la población palestina va reduciéndose cada vez más.
"Si hubiera habido buena fe por parte de la Municipalidad, el edificio podría haberse legalizado en lugar de destruir las viviendas de 13 familias", declaró Aviv Tatarsky, investigador de la oenegé Ir Amim.
Y añadió: "Demoler el edificio mientras no fue una necesidad técnica ni legal, sino una decisión política. En Jerusalén Este, los palestinos se ven obligados a realizar las llamadas construcciones "ilegales" por un régimen de planificación que bloquea sistemáticamente los permisos y las demoliciones son utilizadas entonces (por Israel) como herramienta para controlar la tierra".
Silwan se encuentra al sur de la Ciudad Vieja de Jerusalén en una zona aún de mayoría palestina pero muy codiciada por colonos israelíes, debido a que se sitúa justo debajo del Monte del Templo en una demarcación privilegiada con respecto a los lugares sagrados.
"Se trata de una grave escalada de la política de castigo colectivo y una prolongación de la guerra de exterminio y desplazamiento que la ocupación lleva librando en la Franja de Gaza más de dos años. La tiranía de la ocupación y sus continuos crímenes no intimidarán a nuestro pueblo en Jerusalén ni socavarán su firmeza y resiliencia", dijo hoy al respecto Abdel Rahman Shadeed, uno de los líderes de Hamás.
El mes pasado también se produjo el desalojo de tres familias en Silwan en favor de colonos israelíes.
Tras la expulsión de las familias palestinas, un grupo de colonos irrumpió en el área y se mudó a las mismas viviendas con la protección de fuerzas policiales israelíes.
Y es que, por otra parte, decenas de familias palestinas afrontan procesos judiciales basados en una ley israelí discriminatoria que otorga a judíos el derecho en exclusiva de reclamar en Jerusalén Este propiedades anteriores a 1948 (la creación del Estado), mientras que niega a los palestinos ese mismo derecho.
Estas políticas violan el Cuarto Convenio de Ginebra (1949) -concretamente su Artículo 49, que establece que una potencia ocupante no puede expulsar a los habitantes de un territorio ocupado ni ejecutar desplazamientos forzosos- y el Estatuo de Roma (1998), que interpreta estas acciones como constitutivas de crímenes de guerra.
La organización de colonos Ateret Cohanim —en coordinación con las autoridades estatales— está interponiendo decenas de demandas para desahuciar a estas familias palestinas y confiscar sus hogares para la expansión de asentamientos ilegales en Jerusalén Este.
