Los responsables de la Dirección Central de la Información Interior (DCRI) no sólo desoyeron la petición de presentar ante la justicia los elementos que apuntaban a una deriva terrorista de Merah, sino que menos de un mes antes de que cometiera sus atentados propusieron a sus hombres en Toulouse que intentaran ficharlo como informador.
Ésa es la declaración ante el magistrado instructor Christophe Teissier que hicieron los pasados días 22 y 23 el brigadier de los servicios de información de la policía de Toulouse que seguía a Merah desde 2009, identificado únicamente con el nombre de pila de Hassan, y su jefe en la dirección regional de los servicios secretos, Christian Ballé-Andui, según informan Libération y Le Parisien.
El 15 de junio de 2011, esos policías ya querían informar a la justicia del “potencial de peligrosidad” del joven de origen argelino, que tenía ficha en sus servicios desde 2006 por su vinculación al movimiento salafista de la ciudad.
A comienzos del pasado año habían sido informados por la DCRI de que Merah fue objeto de un control por las fuerzas del orden de Afganistán en Kandahar y habían constatado sus relaciones frecuentes con su hermano, claramente asociado a grupos salafistas de Toulouse.
Hassan lo describía como “una persona con paranoias, peligrosa”, por sus viajes a zonas sensibles y por su “compromiso religioso radical”.
Los responsables de los servicios secretos no dieron luz verde a la solicitud de apertura de una información judicial, pero en noviembre -cuando Merah volvió de otra estancia en Pakistán- pidieron que organizaran un interrogatorio y enviaron a dos agentes para llevarlo a cabo.
Hassan contó haber asistido a esa entrevista “de forma puramente pasiva” y los policías llegados de la capital concluyeron que no se pudo relacionar al joven con “una eventual red yihadista”, lo que tuvo como consecuencia dejar de vigilarlo. Es más, consideraron que Merah “podría presentar interés” para los servicios secretos “por su perfil viajero” y pidieron a sus colegas de Toulouse que estudiaran ficharlo como informador, un escenario que estos descartaron por su carácter.
Fue entonces, cuando la policía le había levantado el cerco, cuando empezó a preparar las acciones que llevó a cabo en marzo: el asesinato de tres niños y un profesor de un colegio judío de Toulouse y de tres militares.
El anterior ministro de Interior, Claude Guéant, defendió hoy a la jerarquía de la DCRI y aseguró que antes de las matanzas el asesino -abatido por la policía que lo cercaba en su casa de Toulouse el 22 de marzo de 2012- “con su comportamiento nunca había mostrado peligrosidad”.
Guéant, en una entrevista a la emisora de radio RTL, reconoció que Merah había sido vigilado por los servicios secretos de forma repetida, pero “no había ningún signo” de que fuera a cometer actos terroristas.
Las revelaciones de hoy coinciden con la visita que van a llevar a cabo conjuntamente el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la escuela judía Ozar Hatorah de Toulouse, donde cometió su última matanza.
Los dos mandatarios rendirán un homenaje a las víctimas, cuyas familias reclamaron hoy la creación de una comisión de investigación parlamentaria para “conocer la verdad”. El abogado de las familias Patrick Klugman explicó en otra entrevista a la emisora France Inter que los parlamentarios son los que pueden hacer caer las barreras para que se aclaren todas las circunstancias.