Apolonio, el “obrero municipal” cuyo sueldo es empanada y el almuerzo de sus compañeros

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Apolonio, el fiscalizador de una obra municipal en Asunción.
Apolonio, el fiscalizador de una obra municipal en Asunción.

Mientras Óscar “Nenecho” Rodríguez deja que las calles de la capital sigan llenas de baches, un hermoso can llamado Apolonio fue bautizado como el fiscalizador de una obra que se lleva a cabo en el barrio Trinidad, donde todos los días llega puntualmente a las 06:00 para el desayuno antes del inicio del trabajo. “Apo” es considerado un funcionario ejemplar.

Apolonio es un perrito del barrio Trinidad que “trabaja” en una obra de desagüe pluvial. Su labor debe ser externa, ya que en el edificio de la Municipalidad de Asunción se encuentra el gato Asu, mascota oficial de la comuna y probablemente, de encontrarse, se podría generar un gran conflicto.

Si bien el perrito de color blanco, pero un poco rojizo por la tierra en la obra, tiene dueño, él llega todos los días puntualmente a las 06:00, ataviado con una hermosa corbata de colores, para desayunar con los obreros antes de trabajar.

Su labor se centra en la verificación, ya que conoce cada rincón de la obra sobre la calle Rocío Cabriza y llega hasta cada obrero para interiorizarse del trabajo y si hay tiempo, jugar un partido de fútbol con una escurridiza pelotita, que siempre es rescatada por los obreros, pero cuando no la encuentra, un limón o una naranja pueden cumplir la misma función.

Apolonio, recibiendo su pago por la fiscalización de la obra.
Apolonio, recibiendo su pago por la fiscalización de la obra.

El pago de salario diario depende de los obreros

Cada día, Apolonio recibe un pago por los servicios prestados, pero no se trata de dinero, tampoco es un planillero, es un eficiente funcionario.

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Sus gustos por la comida son variados, suele desayunar pan o palitos con cocido con leche; para la media mañana no le faltan las empanadas o una buena croqueta con mandioca.

El almuerzo es casi un bufete, ya que Apolonio recorre al lado de todos los comensales, que no dudan en invitarle un guiso de arroz, de fideo, unas tortillitas o un buen plato de tallarines.

Pero el lunes es el día preferido de Apolonio, rompiendo todos los paradigmas del “lunero” ya que siempre, por lo menos, uno de sus compañeros de la obra le trae una porción de asado del fin de semana.

Apolonio ya cuenta con un chaleco reflectivo de color naranja, para su seguridad y en estos días más frío, más que un uniforme es un abrigo.

El can “anunció” que aún no decide a qué partido político afiliarse para que su trabajo sea permanente, ya que en plena campaña, “algún” político señaló que el camino es ese, no el estudio, ni mucho menos el talento.