Tamaño: más grandes en tierra, más ligeras en agua
Tortugas terrestres: tienen cuerpos robustos, caparazones altos y pesados, y adaptaciones para resistir la vida en tierra firme.

Algunas, como la tortuga de Galápagos, pueden superar los 400 kilogramos y los 1,5 metros de largo. Aun así, hay muchas especies más pequeñas.
Tortugas acuáticas: presentan caparazones más planos y aerodinámicos, ideales para nadar.
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Aunque las marinas pueden ser grandes, la mayoría de las especies de agua dulce son más pequeñas y ligeras que las terrestres.
Comportamiento: sedentarias vs. activas y viajeras

Tortugas terrestres: son lentas y pasan el día buscando alimento vegetal. Viven solas, son territoriales y diurnas, aunque su actividad depende del clima. Prefieren entornos cálidos y secos.
Tortugas acuáticas: más activas y adaptadas al agua, nadan, flotan y exploran constantemente. Su dieta varía según la especie e incluye peces, crustáceos y algas. Las marinas realizan migraciones de miles de kilómetros para reproducirse.

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Cuidados: hábitats distintos, necesidades específicas

Tortugas terrestres: requieren espacios amplios, exposición a luz solar o UVB artificial y una dieta rica en fibra y baja en proteínas. También necesitan agua fresca para hidratarse y remojarse, pero no para nadar.
Tortugas acuáticas: deben vivir en acuarios o estanques con agua limpia, cálida y filtrada, además de contar con zonas secas para asolearse. La luz UVB es fundamental, y su dieta debe ser balanceada y controlada para evitar obesidad.
¿Qué tipo de tortuga es mejor para niños o para personas con poco tiempo?
Para niños o personas con poco tiempo, las tortugas acuáticas pequeñas de agua dulce, como las tortugas de orejas rojas (Trachemys scripta elegans), suelen ser una opción más viable, aunque no perfecta.
Sin embargo, también es importante matizar: ninguna tortuga es una mascota “fácil” en el sentido clásico, ya que todas requieren condiciones específicas para vivir bien y muchos años.
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Entre las ventajas de las tortugas acuáticas pequeñas podemos citar que son más activas y entretenidas de observar; además, se adaptan bien a acuarios medianos, suelen ser más fáciles de encontrar en tiendas legales y son resistentes si se les da el cuidado básico.
Eso sí, no les gusta que las manipulen, es decir, no son para “acariciar”.
Recordá tener en cuenta siempre que:
- Todas las tortugas pueden transmitir salmonella, por lo que deben manipularse con higiene, especialmente si hay niños.
- No son mascotas interactivas como un perro o un gato.
- Viven mucho tiempo (20, 30 o más años), lo cual implica un compromiso a largo plazo.
Conocer las diferencias entre tortugas terrestres y acuáticas es clave para cuidarlas de forma responsable. Elegir bien el hábitat, la dieta y el entorno según su especie no solo mejora su calidad de vida, también favorece su longevidad y bienestar.