Guía para elegir la guardería ideal para tu mascota en estas fiestas

Guardería para perros.
Guardería para perros.Shutterstock

En plena temporada festiva, las guarderías de mascotas enfrentan un aumento vertiginoso de reservas, desafiando a los tutores a evaluar opciones en condiciones de apuro, donde la seguridad y bienestar de sus animales podrían verse comprometidos si no se realizan preguntas adecuadas.

Cuando se acercan las fiestas, las reservas en guarderías para mascotas se disparan. Entre viajes imprevistos, compromisos familiares y salidas largas, muchas personas dejan para el final una decisión clave: dónde y con quién dejar a su perro o gato.

Guardería para perros.
Guardería para perros.

En ese apuro, las opciones de “último momento” —desde guarderías domiciliarias hasta cuidadores encontrados por redes sociales— se multiplican, pero no siempre con las mismas garantías.

Diciembre es nuestro mes más caótico: hay gente que llama el día anterior a Nochebuena buscando un lugar para el perro”, cuenta la veterinaria Carolina Méndez, que coordina una guardería canina en Buenos Aires. “El problema no es solo conseguir espacio, sino que la familia tenga tiempo de chequear si el lugar es realmente adecuado para su animal”.

Antes de dejar a tu compañero de cuatro patas en manos de desconocidos, especialistas en comportamiento animal y veterinarios coinciden en que hay algunas preguntas básicas que conviene hacer, incluso cuando se trata de una solución de emergencia.

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1. ¿Quién cuida realmente a tu mascota y cuántas personas intervienen?

Más allá del nombre comercial de la guardería o del perfil de Instagram del cuidador, es clave entender quién estará a cargo en la práctica, cuántas personas participan y cómo se organiza la supervisión.

Guardería para perros.
Guardería para perros.

“Muchas veces te atiende una persona por teléfono y después, en el día a día, el perro o el gato queda al cuidado de alguien distinto, con menos experiencia o incluso sin formación específica”, advierte Méndez. Saber quién abre y cierra el lugar, quién da de comer, quién pasea, quién aplica medicación —si la hubiera— y quién estará de turno por la noche, ayuda a dimensionar el nivel de responsabilidad y control.

Si se trata de una casa particular que funciona como guardería, también conviene preguntar si viven niños, personas mayores o animales propios del cuidador, y cómo se maneja la convivencia. “No es lo mismo dejar un cachorro muy activo en una casa donde ya hay tres perros adultos que en un departamento tranquilo con un solo gato”, grafica el educador canino Joaquín Ferreira.

Pedir el nombre y rol de quienes estarán al cuidado, consultar si tienen experiencia previa con animales con características similares a las tuyas (tamaño, edad, energía, historial de salud) y preguntar cómo se reparten las tareas es un primer filtro para evaluar seriedad y organización.

2. ¿Cómo es el espacio y con qué otros animales va a convivir?

La descripción “tenemos espacio amplio” o “es un ambiente familiar” dice poco si no se traduce en detalles concretos. Antes de aceptar una guardería de último momento, los especialistas recomiendan pedir al menos una videollamada o fotos y videos recientes del lugar real donde va a estar tu mascota.

Guardería para perros.
Guardería para perros.

En el caso de los perros, la clave es saber:

  • Si duermen en el interior o al aire libre.
  • Si hay sectores separados para animales que no se llevan bien o necesitan más calma.
  • Cómo son los cercos, puertas y accesos al exterior para evitar fugas.

Para gatos, las preguntas cambian: “Los gatos son extremadamente sensibles a los cambios de entorno. Un espacio que parece ‘grande y abierto’ puede ser muy estresante si no tiene escondites, refugios en altura y zonas donde el gato pueda estar sin ser molestado”, señala la veterinaria especialista en felinos Laura Paredes.

Es fundamental saber si van a convivir con otros gatos (y cómo se hace esa introducción) o si habrá perros cerca, ruidos fuertes o movimientos constantes.

También es importante preguntar cuántos animales reciben al mismo tiempo y cómo se conforman los grupos. Un número alto de perros en un espacio chico aumenta el riesgo de peleas, contagios y estrés.

“La sobrepoblación es una señal de alarma, sobre todo en guarderías que toman reservas de última hora sin límite ni criterio”, apunta Ferreira.

3. ¿Qué protocolos de salud, higiene y emergencia tienen?

En un escenario ideal, la conversación sobre salud comienza antes de la reserva. Pero incluso si estás resolviendo la guardería en las horas previas a un viaje, hay datos que no deberían negociarse.

Guardería para gatos.
Guardería para gatos.

El primer punto es la vacunación y el antiparasitario. Una guardería responsable pide libreta sanitaria al día, tanto para perros como para gatos. “Si aceptan animales sin vacunas básicas, ese mismo día, en temporada alta, es mejor descartarla”, dice Paredes. Lo mismo aplica para pulgas, garrapatas y parásitos internos.

Además de las exigencias de ingreso, conviene preguntar:

  • Con qué frecuencia limpian los espacios comunes.
  • Qué productos usan para desinfección (algunos desinfectantes fuertes pueden ser irritantes para gatos y perros).
  • Si hay áreas separadas para animales enfermos o en observación.

El otro punto crítico es el protocolo de emergencia. Una respuesta vaga como “no te preocupes, los cuidamos mucho” no alcanza si surge una alergia, una lesión o un cuadro digestivo agudo en pleno feriado. Especialistas recomiendan consultar cuál es la veterinaria de referencia, si está abierta 24 horas, cómo se trasladan los animales en caso de urgencia y a quién llaman primero.

“Lo mínimo es que tengan tu autorización por escrito para actuar, tus teléfonos de contacto, el de un familiar alternativo y el de tu veterinario de cabecera”, detalla Méndez. También es importante dejar por adelantado instrucciones claras sobre medicación crónica, dosis y horarios, en caso de animales con enfermedades preexistentes.

4. ¿Qué rutina diaria van a tener: paseos, juego, alimentación y descanso?

En fiestas y fines de año, la tentación de algunas guarderías es “amontonar” perros y gatos y limitarse a cubrir necesidades básicas. La diferencia entre un cuidado meramente custodial y uno verdaderamente orientado al bienestar suele verse en la organización de la rutina.

Guardería para perros.
Guardería para perros.

Para perros, las preguntas clave son cuántos paseos diarios realizan, de qué duración y en qué condiciones. “No es lo mismo un paseo de 10 minutos para hacer sus necesidades en una esquina que una caminata real donde pueda olfatear, explorar y descargar energía”, explica Ferreira.

También importa saber si los paseos son individuales o en grupo, quién los hace y qué medidas de seguridad usan (correas dobles, identificación, pechera).

En el caso de los gatos, que en general no salen al exterior, el foco está puesto en el enriquecimiento del ambiente: rascadores, juegos interactivos, lugares en altura, escondites y momentos de interacción controlada con el humano cuidador. Un gato confinado en una habitación vacía durante varios días puede desarrollar problemas de conducta y estrés intenso.

La alimentación es otro punto sensible en estas fechas, cuando abundan los restos de comida y los “premios” bienintencionados pero potencialmente dañinos. Conviene preguntar:

  • Si respetan la marca y cantidad de alimento que indicás.
  • Si permiten que traigas su propio alimento, comedero y bebedero.
  • Cómo se organiza la comida cuando hay varios animales juntos (para evitar peleas y que uno coma por todos).

Un detalle que suele pasar desapercibido en la urgencia es el descanso: dónde y cómo duermen perros y gatos, si se apagan luces y música durante la noche, si hay supervisión nocturna y si los animales pueden elegir alejarse del grupo cuando necesitan calma.

5. ¿Cómo manejan el estrés, la adaptación y la comunicación con vos?

Incluso en la mejor guardería, cambiar de casa, de olores, de ruidos y de personas es un desafío para la mayoría de los perros y, sobre todo, para los gatos. Por eso, una pregunta central es qué hacen los cuidadores para facilitar la adaptación.

“Nosotros proponemos siempre una adaptación previa de algunas horas o un día, pero en fiestas muchos tutores llegan con el tiempo justo y eso no es posible”, reconoce Méndez. En esos casos, es importante saber si el lugar cuenta con estrategias para minimizar el estrés: feromonas sintéticas para gatos, espacios de retiro, presentación gradual al grupo de perros, manejo de ruidos fuertes durante fuegos artificiales y tormentas.

Otra clave es la comunicación con el tutor durante la estadía. “Si la persona no puede explicarte de antemano cómo y cuándo te va a mandar novedades, fotos o videos, probablemente tampoco esté muy organizada con el resto”, dice Ferreira. Acordar un canal de comunicación (WhatsApp, por ejemplo) y una frecuencia (una vez por día, al menos) ayuda a reducir la ansiedad de ambos lados.

Elegir un lugar que reconozca abiertamente que puede haber problemas —un perro que no se adapta al grupo, un gato que deja de comer, un episodio de diarrea por estrés— y que explique cómo los maneja suele ser una buena señal. La promesa de que “nunca pasa nada” en un contexto de muchos animales, ruidos de fiestas y cambios de rutina es, en sí misma, motivo de desconfianza.

Resolver una guardería de último momento puede ser inevitable, sobre todo en épocas de fiestas, viajes relámpago y compromisos familiares. Pero incluso en ese escenario, tomarse unos minutos para hacer estas cinco preguntas básicas puede marcar la diferencia entre una estadía segura y una experiencia traumática para tu perro o gato.

Si no hay cupos en las guarderías que ya conocés, una alternativa es combinar el cuidado profesional con redes de confianza: familiares, amigos o vecinos que puedan pasar a ver al animal en su propia casa, reducir el tiempo de estadía en lugares desconocidos o encargarse de algunos días intermedios.

Las fiestas duran unas horas o unos días; las consecuencias de una mala experiencia pueden acompañar a tu mascota durante meses. Preguntar, dudar y exigir información clara no es exagerado: es parte de tu responsabilidad como tutor y, al mismo tiempo, la mejor protección para ese miembro peludo de la familia que no puede elegir dónde pasar las fiestas.