Según los datos, la masiva presencia de personas frente al BNF se debió al pago del programa “Tekoporã” que en la zona beneficia a unas 2.500 personas. Además, desde la fecha se habilitó el cobro por IPS para aquellos trabajadores que fueron cesados o suspendidos en sus empresas, por efecto de la cuarentena.
En un principio el desorden fue total, pero luego, con la ayuda de policías y funcionarios del banco, se logró la formación de una larga fila, pero sin guardar la distancia mínima recomendable. Además, al menos el 50 por ciento no contaban con tapabocas, o no lo tenían puesto apropiadamente.
En las demás sucursales, de La Paloma y Salto del Guairá el movimiento fue normal. Según los responsables, a diferencia de Curuguaty, en estos dos locales los beneficiarios del programa respetaron las disposiciones.
