El comisario Gerardo Aquino fue relevado del cargo de Jefe del Puesto Policial número 8, con asiento en la frontera seca con el Brasil, y en su reemplazo fue nombrado el comisario Carlos Martínez, quien anteriormente se desempeñaba como jefe en Yasy Cañy.
Si bien, en principio, el director de Seguridad Ciudadana, comisario Francisco Cristaldo –segundo en el mando policial departamental– intentó justificar al comisario Aquino, finalmente ante la gravedad de la falta lo sustituyeron.
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El relevo tiene ver con el decomiso de un vehículo, marca Toyota, tipo Noah, chapa XAV 549, que estaba al mando de Jorge Luis Báez Ayala (27), el pasado viernes 29 de mayo. El rodado estaba repleto de mercaderías varias de procedencia brasileña, entre cerveza, gaseosas y golosinas.
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Según el fiscal Vicente Rodríguez, el llegó al lugar cerca de la medianoche de ese día, encontrando que ningún policía estaba haciendo control. Cuando vio acercarse el rodado, llamó a un efectivo militar para realizar el control correspondiente, encontrándose con una carga de contrabando.
Consultado si por qué no estaba ningún efectivo policial haciendo control allí, el comisario Cristaldo había explicado que sí estaba el jefe de la unidad, pero que justo en ese momento se fue al sanitario.
Precariedad y poco personal
El comiso de la carga de contrabando por parte del fiscal Vicente Rodríguez dejó al desnudo la poca seriedad del cierre de frontera, en Salto del Guairá. Pero además desnuda una grave carencia de personal.
Según reconoció el nuevo responsable del puesto fronterizo, comisario Carlos Martínez, actualmente solo cuenta con 4 efectivos para cubrir las 24 horas. En total son 8, pero 4 están de franco, explicó.
La misma cantidad de efectivos militares están en el lugar. El comandante de la unidad castrense fronteriza, coronel Juan Carlos Martínez, señaló que en principio estaba previsto reforzar con personal el puesto “29 de Setiembre”, pero que al producirse la cuarentena de varios militares en Ciudad del Este, el 3er. cuerpo de Ejército, con asiento en Curuguaty, debió reforzar la zona del Puente de la Amistad.
Los militares cuentan con una camioneta para patrullar la frontera, a lo largo de 60 kilómetros de camino terraplenado, mientras la Policía no tiene siquiera una patrullera en dicho puesto fronterizo.