La familia vive en el barrio Santa Rosa de Trinidad. Natalia quiere ser docente parvularia y cursaba el tercer año de la carrera, pero debido a las complicaciones de salud que padece su pequeña abandonó sus estudios. Trabajaba anteriormente en una guardería que luego cerró con el inicio de la cuarentena sanitaria. Por su parte, su marido Óscar es pintor y albañil, trabajaba en grandes obras hasta marzo, después quedó sin trabajo.
Desde entonces, se dedican a la venta de ropas usadas que son donadas por amigos y familiares, además de vender minutas, limpiar casas y jardines, entre otras actividades que generan recursos para poder pagar los gastos de traslados de la niña hasta el Hospital de Clínicas, para la compra de medicamentos y alimentos.
“Con nuestros ahorros habíamos comprado todos los materiales de construcción para nuestra casa, pero con el diagnóstico de mi hija volvimos a vender cada ladrillo, cada piedra. Nos mudamos a la casa de mis padres porque mi niña debe estar en un ambiente saludable para evitar complicaciones. Es una lucha diaria”, dijo la madre.
Agregó que muchas personas se solidarizan con la familia y que esto hace posible seguir el tratamiento, pero que aún así necesitan más ayuda. La niña precisa todos los días de productos lácteos, verduras frescas, carne, y otros alimentos, además de pagar el traslado hasta el nosocomio ubicado en San Lorenzo, donde asiste para las consultas y sesiones de quimioterapia.
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“Mucha gente nos ayuda. Ahora, por ejemplo, poco a poco estamos construyendo otra vez nuestra casa con materiales donados, pero aún falta para el piso, un buen sistema de ventilación para evitar la humedad, faltan accesorios para el baño. Nosotros hacemos todo tipo de trabajo que nos pidan, yo no tengo problema en limpiar casas, lavar y planchar, al igual que mi marido con tal de ganar el sustento diario”, dijo Enciso.
Las personas que deseen colaborar con la familia puede comunicarse al número de celular (0984) 345 402 con Natalia Enciso.