El cumpleaños de “Doña Noní”, como es conocida en su barrio de la compañía Fulgencio Yegros, fue una gran fiesta con una colorida y ruidosa caravana frente a su domicilio.
La homenajeada salió en silla de ruedas para aplaudir y bendecir a los automovilistas y motocilistas que adornaron sus vehículos con globos y flores para festejar el cumpleaños de la “mamá guazú" de la comunidad.
Cada año, más de 400 invitados entre parientes, vecinos y amigos llegan a saludar a Dionisia, pero este año, para cuidarla del covid-19, decidieron hacer una caravana.
Doña Dionisia se supo ganar el aprecio de sus vecinos, amigos, de sus 11 hijos , 29 nietos, 47 bisnietos y cuatro tataranietos, varias generaciones que llegaron a saludarla y a pedirle su bendición.
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Nació el 8 de octubre de 1915, en la compañía Mbocayaty-Loma Clavel del distrito de Quyquyhó.
A los 19 años se casó con Eleno Alvarenga, con quien dijo haber mantenido su matrimonio mediante el diálogo y el compromiso mutuo. Siempre hubo una confianza plena entre ambos, manifestó la mujer.
Su nieto Alejandro Alvarenga manifestó que Dionisia es una mujer de mucha sabiduría y espíritu, que reza y bendice con su oración a sus seres queridos, vecinos y amigos.
“Su mayor legado es que inculca a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, y a todos los que en ella confían que a través de la disciplina y la perseverancia, la decencia uno sale adelante”, dijo.
Sobre su estado de salud, si bien su alimentación se caracterizaba por ser normal, ya que prefiere la comida tradicional de nuestro país, eso debió cambiar por una dieta más liviana debido a que sufrió una caída y fractura de cadera.
La mujer vive bajo el cuidado de sus hijos Rosa y Bernardino.
