En Sudamérica funcionan solamente dos hornos de estas características: uno en Paraguay, que es el más grande y otro en San Pablo, Brasil. En ese sentido, la artesana explicó que el esmaltado de las piezas del noborigama, sobre todo aquellas para uso culinario, son aptas porque no son tóxicas y son libre de plomo.
“La composición de los esmaltes se prepara a partir de las cenizas de la leña utilizada con otros componentes naturales. Por eso le llamamos el noborigama mágico, porque si metemos de un color de esmalte, salen otros totalmente auténticos, muy llamativos”, indicó.
Las piezas y el horno pueden apreciarse en el local de la Asociación de Artesanos Aregüeños, ubicado en la Ruta Areguá-Patiño, donde mucha gente se acerca para adquirir la producción y conocer la técnica que utilizan. Además, el sitio es muy visitado por turistas y estudiantes extranjeros.
Para este fin de semana, alistan una exposición de pesebres, vajillas, macetas y otros artículos todos hechos en el horno noborigama. “Es un horno ascendente y con la alta temperatura se da una fusión de colores. Las piezas son irrepetibles. Eso hace único a este arte”, expresó.
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El número de la asociación es del (0291) 432-444.
