Carlos Portillo, el de los “siete títulos”, pasa a ser “un común”

Si bien en cuanto a relevancia, el tráfico de influencias es el de mayor gravedad entre los hechos que se le atribuyen, el ahora exdiputado Carlos Portillo primeramente “saltó al tapete” casi como un bufón, que despertaba más burlas que sospechas. La primera vez que se supo de él fue por mostrarse como un “polímata”, a juzgar la cantidad de supuestos títulos universitarios que dijo tener. De tanto en tanto, también iba dejando “joyitas”, como cuando defendió su jubilación vip, diciendo que no era comparable con el “común” del pueblo o cuando se expresó en contra de drogas que denominó “cras” y “estupefaciento”.

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Polímata: Persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas”, es la definición de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) para el perfil que promovía Carlos Portillo, quien se ufanaba de contar con al menos siete títulos universitarios, de los cuales varios fueron desmentidos por las mismas universidades a las cuales indilgaba dichos diplomas.

Pese a que el falseamiento de documentos -como lo es un título universitario- es eventualmente delito, nunca fue indagado al respecto, aunque que se planteó la posibilidad de una investigación fiscal. Portillo no solo se describía como polímata, sino también como “políglota”, y a pesar de que difícilmente dominaba el castellano, siendo su idioma materno el guaraní, también afirmaba hablar inglés.

Sin embargo, públicamente no fue capaz de decir más que: “My name is Charly” y contar con una deficiente pronunciación hasta el número 6, tragándose el 5.

Actualmente, entre los reconocimientos que exhibe en su currículum figura, por ejemplo, el certificado de “Gratitud y Reconocimiento otorgado por la Facultad de Medicina por tan noble colaboración para la realización de la Fiesta de Despedida a los Alumnos de la Universidad del Norte”. A más de este, otros méritos académicos no le son conocidos.

Portillo el nuevo “común”

Como pez que cae por la boca, Portillo lo hizo una y otra vez, y sus conductas reprochables fueron reiterativas. Así como el motivo de su expulsión fue el presunto tráfico de influencias, el exparlamentario desde un comienzo se jactó de gozar de los beneficios de ser legislador, desde la jubilación hasta los viajes.

Jamás se puede comparar la situación de un parlamentario con la de una persona común”, había dicho, defendiendo la jubilación vip de los parlamentarios. En su momento le llovieron críticas, no por faltar a la verdad, sino porque defendía dichos beneficios bochornosos de los cuales siguen gozando actualmente los miembros del Congreso.

El amor en tiempos de campaña y viajes

El ahora exdiputado liberal devenido a “común” también había realizado cuestionables viajes a costa del erario público. Hoy, antes de ser echado, en su intervención ante el pleno citó al Quijote de Cervantes. Eso sí, es incuestionable su gusto por la literatura ya que en uno de sus viajes participó de un curso denominado “El amor en los tiempos de campañas electorales”, haciendo alusión a la conocida novela de Gabriel García Márquez, “El amor en los tiempos del cólera”.

En esa ocasión viajó a la paradisíaca Cartagena de Indias, obviamente pagado por la ciudadanía. Uno de los pocos beneficios de la pandemia fue eliminar estos gastos innecesarios.

El propio legislador en Facebook había confesado que durante el curso se trataron temas meramente electorales y que nada de provecho podrían traer a la ciudadanía.

En contra del “cras” y el “estupefaciento”

Portillo también llegó a ocupar importantes espacios en comisiones de Diputados, una de ellas la Comisión de Lucha contra el Narcotráfico, donde en una entrevista a los medios, volvió a ser blanco de burlas ciudadanas por una intervención que muchos calificarían de “cantinfleada”.

“Evidentemente eso se procesa, yo no conozco exactamente cómo tratan de hacer la masa del estupefaciento (sic), pero sí se procesa, se hace una masa y empiezan por ese lado para que puedan hacer inclusive el cras (sic)”, afirmó Portillo, cuando una de las periodista le enseñó una flor de marihuana.

No solo erró en la pronunciación del crack, sino en el hecho de que dicha droga es derivada de los desechos de la cocaína y no de la marihuana.

Un meme parlamentario

En los últimos tiempos, Portillo se volcó a las redes sociales, donde no escapó a las burlas y tampoco hizo mucho intento para evitarlo. Recientemente, en una transmisión en vivo que realizó con sus seguidores, estos se mofaron enviándole mensajes ocultos que repetía sin darse cuenta.

También se volvió muy afín al Tik Tok, donde incluso mostró una faceta más artística. En una de sus intervenciones, ahora podría decirse un tanto “premonitoria”, se lo escuchaba cantar la canción “El Rey”, y hoy nuevamente se hizo viral desde la estrofa que refiere: “Yo se bien que estoy afuera...”.

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