La licenciada en nutrición Betharram Scarone nos brinda todos los datos necesarios para conocer más sobre esta problemática.
-¿Qué niegan algunos pacientes?
- El grado de sobrepeso u obesidad: Por ejemplo, las personas tratan de no sacarse fotos de cuerpo entero (o se ponen detrás de otros) ni mirarse al espejo.
- Lo que comemos: Tanto en cantidad como en calidad.
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- La dependencia de la comida: La persona cree que podrá comer con moderación o hacer dieta en cualquier momento que se lo proponga.
- El dolor: Especialmente el que causan los comentarios y chistes relacionados con la obesidad o la apariencia.
- La falta de actividad física: La persona cree que se mueve cuando en realidad no lo hace.
- Las ganas de adelgazar: Se niega el deseo de bajar debido al miedo que genera pensar en la posibilidad de fracasar en el tratamiento.
- La enfermedad: La persona asegura que es algo pasajero y no un problema crónico.
-¿Cómo niegan en general?
Según la nutricionista, utilizan diferentes modos:
- Simple: “No estoy gordo/a, estoy hinchado/a”.
- Argumentado: “Yo como porque estoy nerviosa / me baja la presión / necesito algo dulce / acompaño a mi marido / tengo acidez”.
- Minimizado: “Tan gordo/a no estoy”.
- Proyectado: “Desde que nos casamos vos...”.
- Intelectualizado: “La razón por la que como mucho es...”.
- Hostilizante: “A mí nadie me dice lo que tengo que comer”.
- Postergador: “El lunes empiezo”, “Cuando quiero me pongo a dieta”.
-¿Cuáles son los mecanismos para superar la negación?
La profesional manifestó que en el proceso hacia la recuperación es frecuente atravesar diversas etapas, que van desde la negación hasta la aceptación. Es muy importante un seguimiento psicológico para el paciente.
- Negación: Mecanismo inconsciente que protege del dolor de saber y del dolor de tener que cambiar. Es el eje de la enfermedad crónica y de las adicciones. En esta etapa la persona no ve el problema. “Yo no tengo nada”, dice. En este momento conviene dedicarse a hacer comprender al paciente el estado de salud actual por el que atraviesa y las razones por las cuales debería mejorar su estilo de vida.
- Rebelión: La persona reconoce que tiene un problema, pero se enoja con la situación. “¿Por qué a mí?”. Conviene enfocarse en las ventajas y desventajas de cambiar.
- Negociación interna: La persona entiende que tiene un problema y cree que le será posible manejarlo por su cuenta. No se entrega al tratamiento. “Yo puedo solo”, dice. Es interesante como ejercicio hacer una lista de razones para realizar el cambio.
- Reflexión. Es el comienzo de la cooperación: La duda permite empezar a darse cuenta y escuchar las indicaciones. “¿Seré capaz de hacerlo si pido ayuda? " , se pregunta. Es el momento de planear estrategias y objetivos que resulten realistas.
- Aceptación: Es la etapa de la apertura mental. La persona reconoce la necesidad de la ayuda externa, lo cual permite una mejor relación con el tratamiento. “Tengo un problema y necesito ayuda”, reconoce, y firma la paz con la enfermedad. Es el momento de trabajar para reafirmar el compromiso.
