Pericia confirma que policías y guardia de San Alfredo fueron asesinados por terroristas de ACA-EP

Una pericia balística confirmó ayer que el brutal ataque del martes a la noche en la ciudad concepcionera de San Alfredo, en el que murieron dos policías y un guardia privado, fue perpetrado efectivamente por el grupo terrorista Agrupación Campesina Armada – Ejército del Pueblo (ACA-EP). De este modo, la citada gavilla registra 10 atentados en solo cuatro meses, con un saldo de seis asesinados.

Vista panorámica de la zona donde ocurrió el mortal ataque de la banda terrorista ACA-EP, en el cruce de la Ruta PY22 (Concepción - Vallemí) con el tramo asfaltado que entra a la ciudad de San Alfredo.
Vista panorámica de la zona donde ocurrió el mortal ataque de la banda terrorista ACA-EP, en el cruce de la Ruta PY22 (Concepción - Vallemí) con el tramo asfaltado que entra a la ciudad de San Alfredo.

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El mortal ataque se produjo en el cruce de la Ruta PY22 con el tramo asfaltado que entra al casco urbano de la ciudad de San Alfredo, en el departamento de Concepción.

Los asesinados fueron el suboficial principal Dionisio Ávalos Pereira (44) y el suboficial inspector Odelio Insauralde Rodríguez (37), ambos agentes de la comisaría 12° local, así como el guardia privado Leónido Medina Ovelar (35), custodio de la estancia San Fernando, que actualmente es arrendada por el expresidente Horacio Cartes.

Otros dos policías que estaban en la patrullera sobrevivieron, así como otro guardia de seguridad de la estancia alquilada por Cartes que iba como acompañante en una camioneta Toyota Hilux que también fue acribillada.

Según el estudio hecho a través del Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS, por sus siglas en inglés), en el lugar de la masacre fueron detectadas vainas o bala piré de un fusil calibre 7.62, de un fusil calibre 5.56 y de una escopeta calibre 12, que corresponderían a las armas de tres miembros del grupo de atacantes.

También había vainas de una pistola calibre 9 milímetros, que sería de uno de los policías sobrevivientes, y de un revólver calibre 38 o calibre 357, pero que no tendría relación con el hecho porque era evidencia muy antiguas que fue encontrada casi por casualidad.

La pericia científica determinó que los dos fusiles y la escopeta con las que fueron asesinados el martes de noche los dos policías y el civil en San Alfredo ya se usaron en los siete primeros golpes de este año de la banda terrorista ACA-EP, como por ejemplo en el del 28 de marzo en el ataque al retiro Campo Natural de la estancia San Jorge, en Arroyito.

También el 2 de abril en el asesinado del discapacitado Celso Torales Acosta (52) en un intento de secuestro, en Paso Mbutu, y el 18 de abril en el ataque al casco central de la estancia Reunidas, en Horqueta.

Las armas se usaron igualmente el 22 de abril en el ataque al retiro Campana de la estancia Diamante, en Paso Barreto, y el 25 de abril en el ataque a la subcomisaría 20° de Frontera Curuzú Ñu, en Loreto.

Asimismo, hay coincidencia balística con los golpes del 12 de junio, cuando ocurrió el asesinato del peón brasileño Jonás Fernando Alves (38) en un intento de secuestro en la estancia San Jorge, en Puestesiño, y del 18 de junio, cuando fue incendiado de un retiro de la estancia Machuca Cue, en Paso Barreto.

Además de estos siete golpes citados, la ACA-EP también secuestró el 28 de junio al joven Jorge Manuel Ríos Barreto (24) en la estancia Dos Hermanos, en Puentesiño, aunque su cuerpo se encontró días después en el lado brasileño, y después el mismo grupo criminal tomó de rehenes el 13 de julio a contratistas que trabajaban con maquinarias que fueron quemadas en el predio de la estancia Nathalie, en Puentesiño. Solo que en estos casos no se encontraron las vainas o bala piré.

La ACA-EP está integrada actualmente por los hermanos Feliciano y Hugo Bernal Maíz, así como por los también hermanos Laubrino y Elizandro Balbuena Maríz.

Los dos primeros venían de delinquir con otro grupo terrorista de la zona Norte, Ejército del Mariscal López (EML), aunque cuando eran aún niños integraron el grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Los dos últimos, en tanto, fueron reclutados recientemente aprovechando que conocen perfectamente la zona de Puentesiño y alrededores, de donde de hecho son oriundos.

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