Cristino Quintana (50), agricultor dedicado a la producción de hortalizas, afincado en la compañía Toledo Cañada, veía en los últimos días cómo desaparecían de la noche a la mañana importantes cantidades de frutillas de su huerta.
Al mismo tiempo, otros vecinos, quienes también se dedican al cultivo de verduras, comentaban sobre el robo de sus productos en horas de la noche y pese a los controles efectuados nunca habían podido aprehender el responsable.
Finalmente, en la noche del domingo, cansado de los robos, Quintana se armó de valor y fue a montar guardia en forma sigilosa en la cabecera de uno de sus cultivos de frutilla.
Tras permanecer por varias horas inmóvil en la oscuridad y el frío de la noche, y cuando ya se disponía a regresar a la casa, el agricultor vio cómo una sombra negra recogía con suma habilidad las frutillas maduras y las cargaba en una bolsa.
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Tras contemplar por unos instantes cómo aquel desconocido cosechaba desvergonzadamente su producción, saltó de su escondite y redujo a golpes al ladrón, quien resultó ser su vecino Miguel Antonio Rolón (47), a quien entregó con las evidencias a los agentes de la comisaría 59ª Central.
El caso fue comunicado al fiscal Maricevich, quien dispuso la libertad del sospechoso, según informaron los agentes.
