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En los alrededores de la Basílica de Caacupé o en movilizaciones callejeras de Asunción, Siciliano es un personaje conocido. Procedente de la zona de San Blas, recordó que el año pasado no hubo nada, poca venta de la chipa.
Ante la proximidad de la festividad mariana, dice que recobró las esperanzas en un 50%, ya que confía en que habrá mayor movimiento. “Esperamos que haya más; ahora calculo que un 30% de gente ya va a Caacupé”, observó.
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Los domingos de misas lo tienen como un vendedor estable ofreciendo chipa con butifarra. Sin miedo al trabajo, carga con 20 kilos sobre su cabeza ofreciendo 200 argollas a G. 5.000 cada una.
Para el próximo día de la Virgen de Caacupé piensa vender mil chipas por día, según dijo.
El año pasado vino al centro de Asunción porque el subsidio que dio la municipalidad de Caacupé no alcanzó a todos, “solo al 20%, a los que pagaban impuesto un año antes”, manifestó.
No tiene problemas para trasladarse buscando que lleguen a la mayor cantidad de gente sus preciadas chipas: no importa si es un vacunatorio en Capiatá o una movilización de personas en el centro de Asunción.
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La campaña de inmunización hará que la reapertura laboral gradual de la economía siga creciendo y se recuperen puestos de trabajo, una de las consecuencias de la pandemia del COVID.