El distrito de Tte. Esteban Martínez se encuentra al noroeste del departamento de Presidente Hayes, a unos 300 kilómetros de Asunción.
Las aguas del río Pilcomayo llegaron hasta el interior del fortín y se convirtieron en tabla de salvación tanto para la vida silvestre como para los productores ganaderos.
El grave problema en este momento es que las reservas de agua podrían terminar en unos 30 días más, con suerte.
Luego ya no se tendrá disponibilidad de agua y la única alternativa es vivir pendientes de las precipitaciones.
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Las lluvias comenzaron a caer, pero son esporádicas y en cantidades que siguen siendo reducidas.
Como ejemplo se puede mencionar que aún no supera los 100 milímetros en aquellos sitios donde se tiene cierta precipitación.
La situación se salva aún gracias a las aguas del Pilcomayo que ingresaron el invierno pasado, pero las aguadas son escasas porque buena parte del río ya está ausente.
El río Montelindo’i, que fue el principal conductor de agua desde el fortín Gral. Díaz, está seco en todo su curso. Ni siquiera se encuentran bolsones de agua donde los animales silvestres puedan encontrar cierto refugio.
El problema de las represas
Un tema recurrente guarda relación con la existencia de represas que dificultan en extremo el escurrimiento del Pilcomayo al sur del fortín Gral. Díaz.
Para dar una idea de la magnitud del problema se puede mencionar que el Pilcomayo tarda 4 o 5 días en recorrer los 400 kilómetros que separan la embocadura del canal paraguayo con Gral. Díaz.
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De Gral. Díaz a Tte. Esteban Martínez se tienen unos 200 kilómetros: el río recorre esta distancia en seis meses.
La mitad de distancia y 10 veces más de tiempo.
Al sur de Gral. Díaz el río se escurre con lentitud extrema: debe ir superando cada uno de los diques que se instalan a lo largo del Montelindo y otros cursos de agua menores.
Las aguas que superan una represa se escurren hasta la siguiente y así sucesivamente.
Lo que llega a Esteban Martínez es apenas lo que sobra de decenas de diques levantados en forma absolutamente ilegal.
No llega para todos
El Estado invierte en forma anual un promedio de 10 millones de dólares en la limpieza de la embocadura y la rehabilitación de canales.
El objetivo es introducir las aguas del Pilcomayo para beneficiar en conjunto a la biodiversidad y los productores.
Aquí tenemos una apropiación de recursos en favor de unos pocos. La inversión del Estado no beneficia a todos por igual, que es el objetivo final de la Comisión Nacional del Pilcomayo.
El problema surge por desinterés del Ministerio del Ambiente y el Ministerio Público.
Inacción del Mades no tiene excusas
El Ministerio del Ambiente (Mades) es autoridad de aplicación en el tema agua. La ley establece que es su obligación regular el uso y distribución del Pilcomayo. El jerarca del Mades es Ariel Oviedo.
La Comisión Nacional del Pilcomayo tiene competencia exclusiva en las tareas de introducir al río en nuestro territorio; la tarea del Mades es establecer las condiciones de uso para el beneficio general.
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Las represas se instalan sin permisos del Mades y el resultado es la apropiación de agua en manos de unos pocos, al sur del fortín Gral. Díaz.
La instalación de represas, si responden a un modelo técnico de distribución de agua, pueden ser muy útiles en la zona de escurrimiento del Pilcomayo.
Pero corresponde a las instituciones gubernamentales realizar los estudios necesarios para aplicar una solución al uso y distribución del caudal del río Pilcomayo.
La anarquía reinante en este momento es resultado del abandono de funciones por parte del Ministerio del Ambiente, institución que está ausente en la búsqueda de soluciones.
Cualquier productor se toma la libertad para levantar una represa, sin importar las consecuencias aguas abajo.
Resulta inquietante el desinterés del Mades por la suerte del Pilcomayo.