La comunidad trans en Paraguay y una historia cargada de luchas, conquistas y polémicas

Durante las últimas décadas, activistas de la comunidad trans vienen luchando por el reconocimiento de sus derechos y para conseguir justicia para las decenas de víctimas de los crímenes de odio. Ayer, en redes, una figura reconocida como influencer lanzó declaraciones que fueron duramente cuestionadas por los principales líderes defensores de los derechos humanos.

“Construyamos libertad para todes” fue el eslogan ayer de la colorida marcha por los derechos TLGBI (Trans, Lesbianas, Gays, Bisexuales, Intersex).
Imagen de archivo de una marcha por los derechos LGTBI.Archivo, ABC Color

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Reconocidas líderes de la comunidad trans, como Yren Rotela, se posicionaron para recordar la importancia de visibilizar la lucha del sector, que de esta manera conquistó derechos básicos, y de fortalecer a toda la comunidad.

Sus declaraciones y las de otras figuras reconocidas del grupo saltaron luego de que “La Comadre” desmeritara la lucha de su propia comunidad. “Yo existo gracias a que trabajo para comer, soy empresaria y no fue gracias a ellas o ellos”, declaró y se desató la polémica en torno a los privilegios y la invisibilización de la lucha.

Internautas como la conocida Miss International Queen “Fabu” Olmedo respondieron recordando que en épocas pasadas las personas trans iban presas, eran violentadas y violadas, pero gracias a muchas de ellas hoy la comunidad puede ser más libre.

Comunidad trans: décadas de lucha y de numerosas muertes

Pocos datos bibliográficos hay sobre la comunidad LGTBI y su historia a nivel local, pero las organizaciones defensoras de los derechos humanos, al hablar de ello, parten de la época de la dictadura, cuando homosexuales y trans eran perseguidos, violados y asesinados a sangre fría, incluso por miembros de las fuerzas de seguridad.

Yren Rotela, activista de la comunidad, recordó que hacia el final de la dictadura surgieron los primeros grupos organizados de la comunidad: “Grupo Trans Paraguay” y “Lazos”, que tenían como objetivo recaudar fondos y ayudar a las personas trans. Lazos realizaba shows y con lo recaudado ayudaba a dar un sepelio digno a las víctimas de asesinatos o quienes morían por alguna enfermedad, recordó Yren.

Así también, otro de los grupos de la época fue “La Casona”, que estaba ubicada en Asunción y donde se refugiaban las personas trans que buscaban un espacio seguro en medio de tanta discriminación.

Con el paso de los años y tras el inicio de la era democrática, poco a poco fueron surgiendo más organizaciones. Hoy existen numerosas a nivel país, como Panambi, Escalando, Transitar, Casa Trans-Casa Diversa, Trascender, Transactuando, TransGuairá, Despertar Trans, Jajotopa Trans, Trans Masculino y la Mesa Nacional Trans.

La cacería y la carta de un “amoral”

Para entender el porqué de la relevancia de estas organizaciones es importante recordar la dictadura y, por supuesto, el homicidio del conocido locutor Bernardo Aranda, quien fue quemado dentro de su propia habitación en 1959.

La muerte de Aranda derivó en una “cacería” para detener a la persona que ocasionó lo denominado por la prensa como un “crimen pasional entre homosexuales”. Durante 10 años, la Policía arrestó, torturó y violó a todo el que demostrara ser parte de la comunidad homosexual.

En ese contexto, la recordada “Carta de un amoral” fue conocida como la primera expresión de libertad sexual de una comunidad que estaba siendo duramente castigada. En una misiva publicada por el diario El País, un ciudadano anónimo expresó que nadie puede negarles el derecho de ser y hacer los que ellos quisieran, sin incomodar a los demás.

Con la caída de la dictadura y la transición democrática, la comunidad fue poco a poco saliendo de las sombras y conquistando derechos básicos, como el de la libre expresión de la personalidad.

Sin embargo, todavía están lejos de haber acabado con todas las injusticias. Cada año, se denuncian varias muertes de personas trans, relacionadas a presuntos crímenes de odio que difícilmente son completamente esclarecidos por la Justicia.

Unas 60 muertes de personas trans sin esclarecer

Rotela relató que la organización Panambi tiene hoy contabilizadas 65 muertes de personas trans por presuntos crímenes de odio, desde 1989 hasta la fecha. Sin embargo, no descartan un importante subregistro.

En cuanto a la comunidad, dijo que se desconocen datos poblacionales debido a la falta de políticas de Estado, pero hasta el momento registraron a 1.500 personas en los pocos departamentos a los cuales pudieron llegar.

Yren contó que gracias a la lucha de la comunidad se han obtenido cinco condenas por esos crímenes, pero en solo dos de ellas se obtuvieron penas elevadas, mientras que las otras tres causas se tipificaron como accidentes u omisión de auxilio.

Pocas políticas públicas, pero menos miedo

Rotela relató que, gracias a la lucha de las organizaciones, hoy la comunidad fue perdiendo el miedo, aunque todavía queda mucho camino por recorrer en materia de políticas públicas.

“Muchas murieron por el camino por falta de acceso a la salud, por ejemplo, porque había tanta violencia y discriminación... Vivían oprimidas y después vivieron la persecución. Ellas abrieron el camino que hoy estamos transitando”, reflexionó.

Finalmente, aprovechó para recordar que hoy las personas trans siguen luchando para poder acceder a la educación, como camino principal para luego tener posibilidades de conseguir un puesto de trabajo y, con ello, la realización personal.

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