En el marco de la recordación del Domingo de Ramos, hecho que representa la entrada de Jesús en Jerusalén, el sacerdote señaló que la Pascua de los judíos representa el sacrificio de los animales, pero para nosotros es el sacrificio del mismo Hijo de Dios.
“Nosotros celebramos el reencuentro con Jesús, a quien muchas veces traicionamos con nuestros pensamientos, deseos, no queriendo reconocer la presencia de Jesús en medio de nosotros”, expresó.
En otro momento indicó que Jesús nos invita a orar para no caer en tentación, a confiar más en Él. “Muchas veces existen cosas malas que ahogan todo lo bueno que tenemos en nuestra vida y matan nuestros deseos y esperanza; por ello, es necesario aprender a confiar en Él y dejar de lado el poder y el orgullo”, dijo.
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“Muchas veces el que tiene el poder quiere pisotear la cabeza del otro; sin embargo, Jesús nos dice que se debe mantener la humildad, vivir en el amor entre nosotros, en nuestras familias, en nuestra comunidad. Debemos valorar más a nuestra familia, viviendo en el amor, pero sobre todo en el cuidado del uno por el otro”, dijo.
“No hay que olvidar que Jesús, quien padeció y murió por amor a nosotros, nos ha dejado el espíritu de servicio, el fruto de la oración; también nos muestra que, en el camino de la Cruz, siempre hay personas que nos extienden la mano. “Jesús quiere entrar en nuestros corazones, habitar en nuestros hogares; su presencia es sanadora y veladora, pero, sobre todo, voluntad de servicio hacia el prójimo”, concluyó.