La situación es crítica en todos los servicios públicos de salud, sin importar si son los más grandes y los más pequeños, pese a las promesas de Santiago Peña y su ministra de Salud, María Teresa Barán. Por ejemplo, familiares de una internada en el Hospital General de Luque registraban este mes, con fotos y filmaciones, cómo las cucarachas tomaban las camas de los pacientes; mientras los baños están sucios, hay herrumbre y moho en los mobiliarios y la infraestructura.
También se fotografiaron personas durmiendo en fríos bancos, entre cartones y frazadas, por acompañar a familiares internados, y a quienes van de madrugada a esperar, por acceder a un turno para estudios o consultas médicas.
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En el Hospital Materno Infantil de San Lorenzo, por la madrugada la fila es tan larga que se extiende por todo el patio, sale a la vereda y da la vuelta. Todos son pacientes de distintas edades, incluidas personas de la tercera edad, interesados en un turno por estudios médicos. Varios duermen en el sitio para asegurarse un lugar.
También este mes, incluso en la misma semana en que el informe de gestión de Santiago Peña era aplaudido por los miembros de su partido Colorado y su presidente, Horacio Cartes, el jefe de Pediatría del Hospital Nacional de Itauguá, Jesús Irrazábal, reclamó la paralización de las obras en la UTI neonatal, que ya llevan dos años y pese a las promesas de acelerarlas.
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Salud pública: faltan infraestructura, medicamentos e insumos
Además, Irrazábal denunció que hay escasez de varios medicamentos e insumos, en la misma época en que se registra un récord de afecciones respiratorias, como la Influenza y el Virus Sincitial Respiratorio, que afectan con mayor virulencia a niños menores de 3 años y a adultos mayores.
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Pacientes que enfrentan enfermedades catastróficas, como el cáncer, y autoinmunes, como la artritis reumatoidea, también denuncian permanentemente la falta de medicamentos y lo difícil de acceder a estudios especializados. La carencia de médicos especialistas es otro reclamo permanente, al igual que la exigencia del personal de blanco, de mejorar sus condiciones laborales y salariales.
El deficiente servicio en el sistema dependiente del Ministerio de Salud, se repite en la atención del Instituto de Previsión Social (IPS), cuyo presidente es Jorge Brítez y donde el gobierno de Peña no ha sabido mejorar. Las quejas son, principalmente, por falta de medicinas e insumos, las penurias de familiares de internados en los albergues y el pésimo servicio de agendamiento.