Paredes explicó que solo hasta la mañana del lunes se habían logrado retirar unas 13 toneladas de basura en la zona céntrica, pero que el trabajo continuó durante toda la jornada en otros barrios y accesos a la ciudad, alcanzando más de 18 toneladas de residuos acumulados tras la festividad.
“Desde las 9 de la mañana no estamos parando. Es hasta terminar y hasta que el cuerpo aguante, porque realmente es cansador”, expresó Paredes, al destacar el enorme sacrificio del personal que, bajo la lluvia continúan sin pausa para devolver la limpieza a la ciudad.
El equipo municipal trabaja con tres camiones recolectores, dos camionetas y tres tumbas. Cada unidad debe realizar múltiples viajes al vertedero, lo que ralentiza el proceso y obliga al personal a redoblar esfuerzos.
A pesar de ese despliegue, la cantidad de residuos en esta ocasión superó la capacidad operativa, dejando calles, veredas y espacios públicos repletos de bolsas, botellas, restos de alimentos y desechos de todo tipo.
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La acumulación no solo afecta la imagen de la ciudad, sino que también genera preocupación por los focos de contaminación y el impacto ambiental que deja la masiva afluencia de peregrinos.



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Falta de consciencia ciudadana
La funcionaria lamentó la falta de conciencia ciudadana y recordó que la basura encontrada no proviene solo de alimentos, sino también de plásticos, envases, pañales y otros desechos que los peregrinos dejaron en su paso por la ciudad.
“Es tres veces más que el año pasado, hubo mucha más gente y la mayoría no tuvieron consciencia a la hora de tirar la basura fuera del tacho”, cuestionó.
Desde el departamento de aseo urbano de la Municipalidad adelantaron que el operativo continuará hasta que la ciudad recupere por completo su estado habitual, aunque admiten que podrían pasar varias jornadas para normalizar todas las áreas afectadas.
La crítica situación plantea el desafío urgente de mayores controles, campañas educativas y responsabilidad compartida entre autoridades, comerciantes y visitantes, para evitar que Caacupé continúe convirtiéndose cada diciembre en un vertedero a cielo abierto.
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