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“Llegamos tarde, lastimosamente llegamos muy tarde”, lamentó el Dr. Felipe González Ávila, titular del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), quien visiblemente consternado confirmó el fallecimiento de Fiorella, la pequeña de apenas dos años que se encontraba con muerte cerebral y llegó al hospital con hematomas en todo su cuerpo.
Quizás, lo más lamentable del caso es que la principal sospechosa sea su propia madre, Bárbara Tamara Silva González, de 30 años. El deceso se produjo alrededor de las 9:00 de este viernes.
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El galeno aseguró que este desenlace pudo haberse evitado si es que la atención profesional llegaba a tiempo. “Un traumatismo con tamaño desenlace tiene que alertar necesariamente a los padres para una atención médica”, cuestionó.
González se mostró sumamente consternado ante este caso y añadió que “nadie está ajeno cuando se habla de una niña indefensa de dos años. El grupo humano está muy compungido realmente y estamos muy de capas caídas por no haber podido llegar a un final feliz, aunque estábamos conscientes de que íbamos a llegar a esto”.
La chiquita llegó al Ineram el miércoles en horas de la madrugada, proveniente de Santa Rosa, Misiones, y presentaba hematomas en todo su cuerpecito, incluso en la cabeza y la columna.
La fiscala interviniente, Milena Basualdo, quien imputó a la madre por lesión grave, sostuvo que esta medida fue tomada luego de notar contradicciones en lo expresado por la mujer, quien dio varias versiones de los hechos, afirmando primero que la niña se cayó de la cama, luego de una hamaca y finalmente de un tobogán muy alto. “La forense dijo que fueron golpes contra un objeto duro. Manejamos hipótesis de un empujón contra la pared”, afirmó. También pidió prisión preventiva.
Esta mañana, la versión de las caídas fue reafirmada por el abogado de la progenitora, quien indicó que la mamá solo tenía a la niña consigo por “obligación” de la abuela. Anteriormente, la menor vivía en Fernando de la Mora con una familia sustituta.