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El templo se destaca por la imponente imagen de Jesucristo Resucitado, una pintura de dos metros, que muestra al Mesías fuerte con un manto lleno de dinamismo que enlaza las escenas del Gólgota y del Santo Sepulcro.
El artista que tuvo a cargo la pintura, Omar Sanabria, destacó que a pedido de las religiosas se optó por representar a un Jesús rebosante de vida para el altar, al igual que la primera capilla que Don Bosco fundó en Turín, Italia.
La obra, inspirada en la Resurrección, mide dos metros de altura y fue terminada en tres semanas. Se erige como una de las representaciones de Jesús más destacables.