La “Stasi” paraguaya

Cristóbal Cáceres Frutos, quien en 1992 se desempeñaba como juez en lo criminal, realizó un allanamiento que terminó en la incautación de cintas con grabaciones de espionaje telefónico. Hoy, el abogado recuerda partes de aquella investigación.

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La Stasi era el servicio de inteligencia de la Alemania comunista que tenía varias divisiones para espiar a casi todos los ciudadanos de la República Democrática Alemana (RDA). Una magnífica película (La vida de los otros, 2006) relata cómo vivía uno de los espías en esa época, invadiendo vidas privadas y los túneles de la política local.

Una historia similar fue descubierta en Paraguay en 1992 mediante una denuncia de parlamentarios y la actuación del entonces juez Cristóbal Cáceres Frutos.

El abogado contó este jueves a ABC Color que el allanamiento para destapar el espionaje telefónico en nuestro país se hizo en la Central 2 de la entonces Antelco (Mayor Bullo y Manuel Domínguez, de Asunción). Allí se incautó de varios rollos de cintas que contenían grabaciones de conversaciones privadas.

Lo que pocos recuerdan es que también se hizo un allanamiento en el departamento de un técnico contratado por la empresa estatal. Ahí también se encontraron cintas con grabaciones de conversaciones. Se había confirmado el ‘fonopinchazo’.

“Había horas y horas de conversación. Habíamos escuchado cosas que ni te imaginás. A raíz de eso ordenamos la destrucción de las cintas”, recordó Cáceres Frutos, quien hoy trabaja en el ámbito privado.

El abogado contó que los equipos encontrados eran “grandes como heladeras” y que quedaron en la Central II porque su única finalidad no era la de ‘grabar’ conversaciones.

“Nobleza obliga comentarlo. El general (Andrés) Rodríguez estaba muy preocupado por todo esto porque eran cosas de índole particular”, señaló Cáceres Frutos en la conversación mantenida con ABC Color.

“Recibí muchos pedidos de gente que me pidió que cuidara las cintas. Eran jugadores de fútbol, militares, políticos. Todo sobre la vida de muchísimas personas”, agregó.

El abogado contó un detalle importante: tras la incautación de las cintas y junto a un perito del Ministerio Público buscaron cómo reproducirlas.

“Eran cintas de unos dos centímetros de ancho. Primero verificamos si coincidían con el equipo, si correspondían con la grabadora. Después buscamos reproducirlas, pero cuando uno las ponía normalmente, no reproducían nada. Entonces el perito descubrió que había que dar vuelta la cinta hacia atrás y ahí había ocho canales de conversaciones. Era impresionante y nos sorprendió”, relató Cáceres Frutos.

El abogado manifestó que todas las grabaciones eran clandestinas e ilegales.

De acuerdo al expediente del caso, el coronel Abilio Giménez, quien entonces estaba en Antelco, mintió en su declaración porque dijo que el lugar donde estaban los equipos “era solo un depósito”.

El equipo incautado era una compleja grabadora-computadora de origen alemán de marca “Notatronic” Zeter.

La marca de alumnio en la máquina tenía la inscripción: “Made in Germany. Alois Zetter G.m.b.H Munchen Notatronic Erstulassung 5405 (Sp1) Ausgasse 1 private Fabrik 8851 FTZ 18.02.1840.03 220V 50 Hz Aclitung Var offnen des Gerates Netz Stecker Ziehen”.

El extinto diario Noticias había publicado que en ese entonces los Estados Unidos habían negado implicación en el caso.

Luis Alberto Wagner, entonces opositor liberal, pidió en sesión la destitución de las autoridades de Antelco, cosa que finalmente no ocurrió.

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