El obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Claudio Giménez, indicó que muchos llegan hasta la villa serrana con sus peticiones, con sus dolencias a cuestas, y que se retiran luego con el consuelo y con la esperanza que les brinda la Madre María. Agradeció que este año, pese a las copiosas lluvias que se tuvo durante el novenario, los fieles igualmente acompañaron las festividades.
"Muchos se preguntan qué es lo que a la gente les trae hasta aquí soportando el calor y, este año, la lluvia en la explanada de la Basílica. Muchos se preguntan y mi respuesta es que no sé qué es lo que los trae hasta aquí, pero sí sé que se llevan el consuelo y la esperanza de la Virgen María", dijo monseñor Giménez.
Con este acto se cierra la fiesta religiosa más importante de nuestro país, que este año tuvo como lema: “Abrazados a Cristo Jesús”. Durante la celebración, una vez más, fue dificultoso el trabajo de los periodistas, pues se les prohibió la entrada para tomar fotografías de los celebrantes y de los fieles.
