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Tiene toda la pinta de que esta iniciativa legislativa fue el “aporte” de “Peluquín” dentro de la Operación Cicatriz. No cabe la menor duda.
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Una tremenda derrota sufrió el Gobierno que no es de la gente con este rechazo en el Congreso en ambas cámaras en un par de días. Evidentemente siguen viviendo en su “burbuja de poder”. Todavía piko no aprendieron.
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No les llama la atención que ningún legislador haya defendido el proyecto del Ejecutivo, tras la reacción ciudadana.
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Hasta ayer el “Lagarto Juancho” seguía defendiendo tercamente el proyecto “pro-usura” y de beneficio a algunos amigos del poder.
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El Senado se convirtió ahora en un verdadero ring de boxeo con las presentaciones de pérdida de investidura. En realidad, ya están prostituyendo esta sagrada figura constitucional porque intentan igualar al procesado Zacarías Irún (ANR, cartista) con Fidel Zavala (Patria Querida), por ejemplo. Abismal es la diferencia.
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Lamentable fue la conducta del sacerdote Cristian Medina, asesor de la Pastoral de la Juventud de la Diócesis de Caacupé, el otro día durante la presentación del protocolo para la festividad mariana.
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En la conferencia de prensa se quitó el tapabocas porque gua’u no se le iba a entender. Pues que utilice el micrófono o le ceda su lugar a otro, pero deben ser los primeros en cumplir las medidas sanitarias.
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A propósito, sería recomendable que el Gobierno insista en el riesgo de ir a Caacupé este año porque todavía no podemos festejar el fin del covid-19. El peligro sigue latente y nuestro sistema de salud sigue endeble. Cada uno de los millones de fieles del país puede demostrar su devoción a la Virgencita desde su casa. Igual llegarán los ruegos y las bendiciones.
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Es muy difícil progresar en el Paraguay si no se garantizan durante todo el año servicios básicos como el agua y la luz. Resulta que ahora nos piden que tengamos un tanque y un generador por las dudas, como si fuese que son baratos de conseguir.
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Sobre las espaldas del contribuyente ya pesan muchas cosas como el bienestar de los funcionarios públicos, varios de ellos zánganos y planilleros con altos salarios y groseros beneficios. Especialmente aquellos que están en las binacionales, que quedaron fuera del tope salarial de G. 37 millones.
