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Y después desde el Gobierno nos quieren calificar de “pillos y peajeros”. ¿A la ciudadanía? Hasta ahora no se retractaron y pidieron disculpas.
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Una vez más el Gobierno “de la gente” está temblando en la mesa de negociaciones porque Brasil presentó su pedido de reducción de la tarifa. Generalmente se le aprobaba de mero trámite.
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Esto ocurría por dos motivos: 1. Nadie se enteraba gracias a la “política de puertas cerradas” y 2. por la genuflexión automática en favor de los “verdeamarelos” y en contra de los intereses nacionales.
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Hoy ya nadie está dispuesto a callar y se suman cada vez más voces de protesta contra la política mendicante de las autoridades nacionales.
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Si Marito da el brazo a torcer y acepta rebajar la tarifa de US$ 22,60 a US$ 19, entonces estaría poniéndose la remera de la canarinha.
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Lo peor es que Brasil ya cuenta con esa rebaja como parte de la campaña de Bolsonaro para el 2022. ¿Será capaz del Gobierno de Paraguay se oponerse?
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Y mientras tanto la mayoría del Senado legislando para los funcionarios públicos. Es decir, intentando de vuelta seducir con groseros privilegios a cambio de votos para las internas presidenciales 2022 y generales 2023.
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Imagínense: le guardan el puesto laboral a un funcionario público que se presenta a un cargo electivo. Estamos todos locos. Creen que el país se reduce a las instituciones públicas nada más.
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Es decir, para la mayoría de los legisladores los ciudadanos del sector privado solo sirven para pagar impuestos, a fin de sostener los privilegios del sector público. Así nos ven. ¡Qué asco!
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¿Quiénes son los proyectistas? Aquí van: los senadores “Cachito” Salomón, Fernando Lugo, Tony Barrios, Víctor Ríos (candidato a ministro a la Corte), Salyn Buzarquis, Hermelinda Ortega y el excartista Arnaldo Franco. Todos mezclados. ¡Qué lindo!