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Los brazos largos traspasaron las fronteras calladamente, como suele ser, y cobraron venganza contra un agente que dedicó gran parte de su vida profesional a combatir el narcotráfico.
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¿Quién dio la orden superior?, ¿de dónde partió? son algunas de las preguntas que ahora deben responder las autoridades nacionales.
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La sociedad paraguaya, que desea un país sin lavado de dinero, sin narcotráfico, sin sicariato y sin corrupción, recibió ayer un claro mensaje. El rechazo a esta “invitación” está ahora en manos de los tres poderes del Estado mientras la ciudadanía se debe preparar para repudiar todo esto en las internas partidarias del 18 de diciembre y las generales de abril de 2023.
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Ayer en la conferencia de prensa de la fiscala general del Estado Sandra Quiñónez, apareció su brazo derecho Élida Favole, quien gua’u está sumariada. Sería interesante que de una vez por todas ventile los datos que dice que posee sobre los vínculos con el narcotráfico.
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Suman y siguen los casos de denuncias de abusos en menores en diferentes puntos del país y el Ministerio Público tiene un plantel reducidísimo para investigar y hacer el seguimiento. ¿Por qué no pelean por más presupuesto para estas cosas? Los reclamos se concentran en ganar más y más y no en solucionar las graves falencias administrativas.
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Esta “pandemia” social seguirá si no se logran castigos ejemplares.
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Esperemos que todos los diputados tengan algo de vergüenza y asistan a la sesión ordinaria como debe ser. Cobran bien, tienen groseros beneficios muy superiores a los sacrificados trabajadores de este país. Pero a la hora de pedir los votos para seguir sentados en sus bancas ni se ponen colorados.
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Curiosamente los gobernadores cartistas siempre contratan al mismo abogado para que les defienda. ¡Qué casualidad! ¿Quién es? Lalo, cuate del “único líder” de ese movimiento. La “Operación Cicatriz” le salvó al imputado Hugo Javier. Veremos qué pasa con Juan C. Vera de Guairá.