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Conste que los chupamedias gritaban a los cuatro vientos que estaba todo “normal” y que no pasaba nada con el tema administrativo.
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La pregunta es si la sustitución del Comandante Chupín es solamente temporal o si, como el impresentable Fretes, irá hasta el final de su mandato, ya que su imposibilidad de ser administrador no tiene visos de solucionarse pronto.
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La gente no se olvida de Antonio Fretes, por más de que anda callado y tratando de esconderse en medio de todos los bolonquis que han saltado en las últimas semanas. Tiene mucho que explicar este señor.
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Este, crecido a orillas del lago Ypoá, tiene que contar cómo es que a su entorno se les multiplicaron bienes, cuentas bancarias, inversiones, empresas y hasta fundaciones.
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La Sindicatura de Quiebras era uno de sus bastiones. Dicen que quizás los golpeados por las quiebras, como la del Banco Unión, en algún momento deberían exigir respuestas.
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Hablando de olvidos, Andy Gubetich usó la vieja táctica de “se me pasó” para justificar que no declaró varias cuentas bancarias. Todo parte del crecimiento patrimonial sin explicación. Amnesia selectiva de los muchachos.
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Andy tampoco incluyó sus ingresos en la función pública a la hora de pagar el IRP. Cualquier ciudadano de a pie ya iba a ser perseguido por la SET por algo así. Drásticos con algunos, blandengues con otros.
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En la Corte Suprema sigue la novela del grupete filocartista que quiere obligar a Jiménez Rolón a asumir la vicepresidencia segunda.
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Inconcebible: ministros que deben velar por la justicia y la libertad ciudadana pretenden obrar contra la voluntad de uno de sus integrantes.
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Para peor, una ministra le dice a Jiménez que se atenga a las consecuencias, cual si eso fuera una logia secreta o una organización criminal.