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A toda prisa avanza el proyecto Hambre Cero, que mejorará la situación de los proveedores amigos mientras sigue muriendo la gente por falta de infraestructura en hospitales, como el caso de la señora que reclamaba una terapia para su hermana en Villarrica.
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El cartismo y satélites ponen mucha “garra” para controlar a las ONG pero, en complicidad con Santítere, liberaron la fiscalización para los intendentes y gobernadores.
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Ayer, el senador Gustavo Leite se mostró muy preocupado con los fondos públicos que se destinan a las ONG para educación. Sería bueno que se indigne también por los recursos de Fonacide que mágicamente desaparecen de manos de sus correligionarios. ¿O se apunta solo para un lado?
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Uno de ellos compró una camioneta con el dinero que tendría que destinarse a obras en beneficio de una comunidad humilde. Es también dinero público. Suponemos que merece también la atención de los legisladores oficialistas.
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El gobernador de Guairá, un tal Cesarito Sosa (ANR, HC), se presenta como el “salvador” de su departamento con “lindas promesas” de obras como la Terminal de Ómnibus y la Policlínica Policial. Sin embargo, no fue capaz de gestionar la unidad de terapia intensiva para sus compueblanos.
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¿Qué conversa con Santítere cuando viene a Asunción? En un poco más de un mes cumplen un año de gestión y la salud sigue en terapia. Una vez más, esto se evidenció ayer con la denuncia de una pobladora de Cnel. Martínez.
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El Gobierno de Santítere no tuvo otra opción que aceptar la negociación con China continental como parte del Mercosur sin renunciar a Taiwán. La situación se pondrá difícil cuando Pekín reaccione.
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Todos los presidentes en sus discursos televisados destacan la importancia de combatir al crimen organizado. Pero a la hora de firmar el comunicado comienzan a dudar.
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Algunos no quieren aterrizar en el terreno esa loable intención. ¿Por qué será?
