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Desde temprano lucieron remeras, kepis, hicieron hurras, cantaron el himno, etc. Solo en su imaginario creen que Washington, DC. revocará las medidas.
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Ocurre que el Gobierno saliente de EE.UU., de Joe Biden, fue el encargado de dar las órdenes para que la Embajada norteamericana en Asunción anuncie la designación de “significativamente corrupto” para Horacio Cartes en julio de 2022 y las sanciones económicas en enero de 2023. Y en agosto de 2024 ratificaron el castigo a Tabesa.
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Pero todo comenzó con Donald Trump, en aquella histórica visita a la Casa Blanca de Marito en diciembre de 2019. ¿Por qué razón debería cambiar?
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En realidad, el cartismo lo que hizo ayer fue exteriorizar nada más su alegría por la salida del gobierno demócrata, evidenciando lo fuerte que le golpeó Washington, D.C. al “Patrão” y a varios de sus “apóstoles” y “perifoneros”.
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Anuncian incluso lobby para intentar el perdón de EE.UU. Sería bueno que vaya una delegación del Partido Colorado, encabezada por su titular, para que tenga más fuerza la solicitud.
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Un legislador calificó de “desnutrido intelectual” a su colega, que en tamaño físico es inversamente proporcional. ¡Qué bombazo!
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Ambas cosas son fácilmente identificables. No se necesita hacer ningún esfuerzo.
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El titular de Diputados, el cartista Raúl Latorre, se niega hasta ahora a transparentar cuánto se pagó del dinero de los contribuyentes para financiar el tour de 15 legisladores a EE.UU., con la excusa de hacer una “observación electoral”.
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De los 15 parlamentarios, 13 son cartistas, del movimiento de Santítere. Pero el jefe de Estado no tiene permiso ni siquiera para quejarse del malgasto público en sus redes sociales.
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En cambio, se jacta de la recaudación “histórica”. ¿De qué sirve si no se traduce en medicamentos y calidad educativa? Todo se despilfarra.