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Los cartistas –hoy fanáticos “republicanos”– insisten en hacer un intenso lobby ante Washington para que le perdonen al “Patrão”.

Este artículo tiene 1 año de antigüedad
ÑEE/08/11/2024
ÑEE/08/11/2024Caló, ABC Color

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Walking and calculate (traducción: eguatamína ecalculá) que hasta el propio Santítere salió a decir un poco que “no son ciertas” las acusaciones contra su “Patrão”. Ya que ahora están en el poder, deberían viajar juntos a EE.UU. para exponer sus puntos de vista y dar su propia versión.

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A Santítere le encantaría volver a viajar y a su “único líder” suponemos que también.

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Pero así como están las cosas es puro ruido. Una forma de demostrar su descontento contra el gobierno demócrata de Joe Biden.

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Cada día aparecen libretos nuevos desde “el quincho” para que los “perifoneros” repitan todo el día. Ahora resulta que el “Patrão” no tiene la culpa de todo lo que hacen los legisladores y el mal gobierno de Santítere.

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El éxito es mérito del “Patrão” pero el fracaso es culpa de los “buches” que están a su lado. ¡Qué curioso! Los stronistas recalcitrantes decían lo mismo del Tiranosaurio: Que “el rubio” es bueno y que los militares y civiles que le rodeaban le llevaban por mal camino.

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Aaah... y que no interesa que los médicos ganen menos que los “nepobabies” porque un futbolista de élite tiene mejores ingresos que una enfermera. Otro argumento que salió “del quincho”, para intentar justificar, sin éxito, la indiferencia del gobierno cartista de Santítere hacia la población necesitada.

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“Vamos a estar mejor” sigue siendo un chiste de mal gusto. Lo peor del caso es que nos quieren convencer de lo contrario.

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El titular de Diputados, Raúl Latorre (ANR, HC), ayer tampoco dio a conocer los documentos oficiales de cuánto se gastó del impuesto del ciudadano para pagar el paseo de 15 legisladores. Supuestamente hoy darán. Pero ya pasaron tres días y obviamente “maquillarán” los números.

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Ahora que la mayoría ya está en Asunción, deberían hacer un tour más interesante: Recorrer hospitales públicos para ver cómo vive la gente, el “comunacho”, como les calificaron algunos legisladores.