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No fue una homilía: fue una sacudida frontal. El obispo Valenzuela no se guardó nada y recordó que “quien acumula bienes superfluos mientras otros no tienen lo básico, debería compartirlos”.
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La ausencia de Pet, de Mangui, de ministros clave, parlamentarios y miembros de la Corte fue tan evidente que pareció una respuesta silenciosa: evitar escuchar lo que no quieren oír.
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El ministro Tadeo Rojas y el gobernador Denis Lichi tuvieron que dar la cara. A otros ni les importaba estar, como ministros, parlamentarios y ministros de la Corte, a quienes también alcanzó la crítica.
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El mensaje fue claro: si no reaccionan, el derrumbe les pasará por encima.
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También la Iglesia criticó el uso individualista de la propiedad privada, la acumulación de bienes y la impunidad. Pidió un pacto nacional por el bien común y dejar de favorecer solo a privilegiados.
