Siempre discípulos y misioneros

Este domingo celebramos el “Día Mundial de las Misiones”, que es una gigantesca exhortación para que tomemos conciencia de esta obra esencial en la práctica de todo cristiano.

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“Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida” es el tema de la Conferencia de Aparecida, realizada en 2007, que sigue plenamente vigente.

Ser discípulos y ser misioneros es el reto que el Señor nos propone, y las propuestas de Dios siempre son para nuestra liberación, y para colaborar con la felicidad de los demás.

Ser discípulos y misioneros, como Santiago y Juan, pero no como personas que no saben lo que piden al Señor, o que piden cosas superfluas, excesivamente marcadas por la voracidad personal.

Ser discípulos y misioneros como personas que tienen el coraje de beber del mismo cáliz que Jesús bebió, en el sentido de sacrificarse por los otros, de no tener miedo de algunas renuncias particulares para promover al semejante. Probablemente, la renuncia más complicada es dominar el materialismo y la engañosa adoración de sí mismo.

Así como Jesús, pasar largos ratos de oración al Padre, para entender profundamente la eficacia de beber de este mismo cáliz. En el lenguaje del amor y de la fe, muchas cosas deben ser gestadas en el corazón, para que iluminen el cerebro y transformen la vida.

El discípulo y misionero del siglo XXI tiene una misión espinosa, pues Jesús presenta una radiografía dramática de aquellos que ejercen el poder: “Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así”.

En seguida, recalca la necesidad de una vida al servicio de los demás, de una disponibilidad de tiempo, y de espíritu, que crea nuevas relaciones familiares y sociales, y disminuye este clima de agresión que, infelizmente, nos rodea.

“Entre ustedes no debe suceder así”, luego, el cristiano, que por definición es imitador de Cristo, para lograr sus objetivos no hará trampas, no será un manipulador y mucho menos será un corrupto, en este charco de desvergüenza en que estamos.

Ser discípulo y misionero es tener claro el motivo para luchar por otro tipo de sociedad: “Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”, por ello, el cristiano manifiesta claramente idénticos los mismos sentimientos de Jesús.

Hoy también es día de colecta para las Misiones: no seamos tacaños, sino generosos.

Paz y Bien.

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