Dubái

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Escribiendo una especie de diario de viaje en mi cuenta de Instagram, dije que Dubái es un ejemplo para nosotros porque decidieron, los dubaitíes, usar su posición geográfica como fuente de riqueza.

Dubai se encuentra en el medio de las rutas aéreas entre Australia, Indonesia e India y Europa, en particular el Reino Unido, que es principal fuente de compras y ventas de los tres primeros, o era hasta hace poco.

La aparición de la aviación, en especial su desarrollo después de los años 50 del pasado siglo, puso al alcance de la mano de los dubaitíes la chance de aprovechamiento económico de la situación pues antes, como puerto marítimo, Dubái sólo servía, en el mejor de los casos, como lugar de carga de petróleo, y para poco más.

Ahí es donde entra a tener impacto lo que convencionalmente se denomina la “visión estratégica” de quienes gobiernan, tomando decisiones articuladas en obtener provecho económico de las oportunidades al alcance.

Muchísimos “expertos”, de esos que las universidades anglosajonas producen en serie, se rieron de la idea de hacer de Dubái, entonces apenas un villorrio miserable, un hub mundial de comunicaciones y caricaturizaron al gobierno dubaití como un “ejemplo típico de jeques árabes nuevos ricos gastando sus recursos petroleros en excentricidades del absolutismo”.

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Se referían al proyecto de aeropuerto de Dubái, eje central de la conversión de un olvidado y oscuro emirato árabe en potencia mundial.

Ya no se ríen ahora y los pocos que sobreviven, sin desaparecer en el anonimato, buscan ocultar los ridículos “informes” que firmaron como “expertos” sosteniendo al unísono lo anterior.

Esto de las universidades anglosajonas vendiendo inútiles es una industria sostenida muy vigorosamente desde hace décadas en una operación de marketing continua basada en supuestos índices de excelencia pagados por ellas mismas para cobrar cuotas altísimas a cuanto hijo de papá (padres bandidos, dictadores o ladrones públicos del mundo entero muchísimos de ellos) deambula por el mundo buscando blanquearse.

Lo cierto es que los “informes” eran, como casi siempre, un disparate y, en cambio, la “visión estratégica” de los dubaitíes fue un acierto total.

Los gobernantes dubaitíes tenían una ventaja sobre muchos otros para hacer caso omiso de los “informes de expertos”: Ellos conocían y conocen desde adentro lo que son en realidad las universidades anglosajonas.

También escribí en mi diario de viaje que no sé si Dubái sobrevivirá, pues no está asegurada la capacidad de resistencia del gobierno dubaití ante nuevos “informes” de nuevas partidas de “expertos” sobre temas como el clima y las pandemias, pero que aún desapareciendo debería ser un ejemplo para nosotros en las dos cosas: En desarrollar una “visión estratégica” propia y en arrojar al tacho esos “informes” de “expertos” que saben de trabajo tanto como Adán del día de la madre.

evp@abc.com.py