La ignorancia es el desconocimiento, la desinformación y la falta de cultura. No solamente es todo eso, la ignorancia es la ausencia de luz, es la oscuridad, las sombras y las tinieblas. En estas condiciones mentales, es muy fácil que los astutos y sinvergüenzas convenzan sin mucho trabajo a sus electores. De manera que si estamos informados, conocemos la realidad, estamos conscientes de la situación, veremos con mucha claridad y podemos tomar decisiones inteligentes.
Parece mentira, lo cierto es que a los políticos no les convienen las personas cultas, intelectuales o críticas. No les gustan para nada la gente que discute, polemiza, denuncia, reclama y propone cambios. A la mayoría de los políticos les beneficia la ignorancia, la obsecuencia, el silencio, la mansedumbre de los borregos, el sometimiento de las masas. Eso les pone tranquilos y pueden así hacer lo que les den las ganas; gobernar, mentir, robar y abusar.
La educación tampoco ayuda en este sentido. No incentiva a leer, investigar y debatir. En todos los colegios y las universidades deberían de abrirse mesas de conversaciones sobre la actualidad política del Paraguay y que nos espera en los próximos años. Los líderes de partidos deben formar a los jóvenes regalando libros de historia, filosofía y sociología. Tienen que exponer con brillantez y entusiasmo los proyectos y plataformas para el futuro. Por ejemplo, cada joven debe conocer al dedillo el Tratado de Itaipú y que beneficios nos traerán en 2023, en que podrán introducirse cambios. O dominar los puntos referentes a la economía y la educación. Contamos con los avances de la tecnología para estar al día en cualquier campo de la vida y con actualidad. Pero la mayoría de los jóvenes pierden su tiempo en los shooping, en beber cervezas o dedicarse a las farras. No leen, no analizan, no participan, no se involucran. La ignorancia les lleva a creer que los políticos les conseguirán becas y puestos de trabajo. Sabemos muy bien que esta distorsión daña terriblemente a toda la gente que por dignidad y decencia, jamás se acercaría a pedir trabajo a cambio de ponerse pañuelos de colores al cuello, pegando afiches o siendo hurreros. Eso es denigrar y rebajar por el suelo un oficio tan noble como tendría que ser la política.
Salir de la oscuridad lleva mucho tiempo. Y tarda más todavía si los que tienen poder no ayudan. Si nos piden votos en épocas electorales tenemos todo el derecho del mundo de reclamar cuando se hacen mal las cosas; repudiar a los corruptos y delincuentes. Exigir cuentas claras adónde va a parar el dinero del pueblo que se debe destinar en salud, educación, seguridad y trabajo.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Tenemos que estar vigilantes y actuar como contralores. Seguir las transmisiones de las sesiones del Parlamento para conocerlos en sus posturas y votos. Y desenmascararlos cuando votan en contra de nuestros intereses legítimos. Hay que seguir esas discusiones como si fuera un partido de futbol de Paraguay en el mundial.
Los educadores, políticos, medios de comunicación y universidades tienen un rol muy importante en sacar de la ignorancia al pueblo dormido y en eterna hipnosis colectiva. Cada uno de nosotros, que sufrimos las consecuencias de la ignorancia, tenemos el deber de abrir los ojos, nutrir la mente y el intelecto para crear una nueva mentalidad y una patria luminosa y progresista. Con ciudadanos libres pensadores, cultos, inteligentes y críticos.