El nuevo informe Índices de Desarrollo Humano en el Paraguay 2001-2020, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), da cuenta de un crecimiento del 12% en los últimos 20 años; lo que llevó al país a situarse con un índice alto de desarrollo humano, superando la cohorte de desarrollo humano medio en el 2020.
El estudio posibilita cuantificar el grado de desarrollo humano de las personas en una sociedad concreta. En este caso, en Paraguay, es posible observar el progreso significativo en todos los índices e indicadores durante el periodo analizado.
Efectivamente, los resultados del estudio ratifican un progreso significativo:
- el IDH con su crecimiento del 12% en las dos primeras décadas de este siglo.
- el aumento de la expectativa de vida promedio en el país que aumentó en 4,6 años.
- la media de los años de escolaridad creció 2,6 años, pasando de 6,6 en 2001 a 9,2 en el 2020 Un crecimiento del 40%).
- la mortalidad materna fue reducida a la mitad, y el porcentaje de la población con al menos educación secundaria completa, más que se duplicó.
- Las desigualdades causadas por la geografía, el género y las brechas en los logros de desarrollo humano se han reducido en general (la brecha entre Asunción y San Pedro se redujo en un 30%).
El informe también da cuentas de la contribución de la salud, la educación y el ingreso para el crecimiento del Desarrollo Humano en el país, que se construye a partir del Índice de Salud, el Índice de Educación y el Índice de Ingreso. En el primer aspecto (vida larga y saludable), se mide la esperanza de vida al nacer, en el índice de educación (acceso al conocimiento) se toma en consideración la media de años de escolaridad y los años de escolaridad esperados, y en cuanto al tercer aspecto (estándar de vida decente), se evalúa el ingreso per cápita.
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Desafíos pendientes
El informe recoge datos del periodo mencionado (2001-2020), para Asunción, Central, Alto Paraná, Caaguazú, San Pedro, Itapúa y Caazapá, analizando la contribución de la salud, la educación y el ingreso para el crecimiento del desarrollo humano.
En este sentido, las desigualdades causadas por la geografía, el género y las brechas en los logros en desarrollo humano se han reducido en general. La brecha entre Asunción y San Pedro se redujo en un 30 %. En el 2001 Asunción tenía un ingreso per cápita casi cinco veces mayor que el de San Pedro y en el año 2020 está brecha se redujo a tres veces más.
Sin embargo, no podemos desconocer que las desigualdades han sido persistentes y sustantivas. Y este sigue siendo un desafío para el país, por el que venimos trabajando y lo seguiremos haciendo.
Datos del estudio dan cuenta de que, con las actuales tasas de crecimiento, San Pedro tomaría 24 años para lograr el índice de desarrollo humano que tuvo Asunción en 2020, y a Caazapá le tomaría inclusive más tiempo: 42 años.
Efectivamente, el índice de desarrollo humano ajustado por la desigualdad retrasa el desarrollo humano del Paraguay en más de 20 años; haciéndolo caer nuevamente a un desarrollo humano medio. Esto se puede observar también a nivel de todos los departamentos. En ellos, el índice de desarrollo humano ajustado por la desigualdad del 2020 es menor que los valores del índice de desarrollo humano del 2001.
Hay mucho por hacer aún, pero también mucho por destacar. El país está en el camino de la construcción de una sociedad más justa y equitativa, pero los desafíos son persistentes, sólidos y urgentes, requiriendo una atención directa.
Este informe sobre los Índices de Desarrollo Humano en el Paraguay, 2001-2020 constituye una nueva contribución del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su línea de cooperación sobre Desarrollo Humano y de productos de conocimiento para las políticas públicas.
El enfoque de Desarrollo Humano es uno de los mayores aportes del PNUD al desarrollo porque lo centra en la persona, tanto individual como colectivamente.
Esperamos que el estudio pueda contribuir a lograr la tan ansiada meta de avanzar cada vez más y con mayor consistencia hacia el desarrollo sostenible e inclusivo, sin dejar a nadie atrás.
Mario Samaja es coordinador residente de la ONU en Paraguay y
Silvia Morimoto es representante residente del PNUD en Paraguay