Santi Peña y Joaquín Balaguer

El novel peruano Mario Vargas Llosa publicó en el 2000 su famosa y extraordinaria novela “La Fiesta del Chivo”, obra que relata con crudeza los tiempos del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo (1891-1961).

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Trujillo fue un militar y dictador que ejerció el poder en la República Dominicana desde 1930 hasta su asesinato, el 30 de mayo de 1961. Fue presidente en tres ocasiones.

El periodista venezolano Ernesto Rodríguez cuenta que el primer mandato presidencial ocurrió cuando Trujillo dispuso que su hermano Héctor Bienvenido fuera reelecto para la presidencia en 1957 y optó por Joaquín Balaguer como vicepresidente. Tres años más tarde, en 1960, la OEA convenció al dictador dominicano de que no era apropiado tener como presidente a un familiar, y entonces Trujillo obligó a su hermano a renunciar y Balaguer quedó como presidente, pero era un presidente títere sin ningún poder.

Rodríguez señala que hay algunas evidencias que refiere que Joaquín Balaguer estaba enterado del complot para asesinar al generalísimo, pero se hizo el loco, y logró sobrevivir y mutar desde ser un “presidente fantoche” del dictador Trujillo hasta ser un “opositor crítico” que condenó a nivel internacional “las injusticias y crímenes de la Era de Trujillo”... “¡El típico camaleón político!…”, comenta el periodista.

El primer mandato presidencial de Balaguer fue entre 1960 y 1962. Su segundo entre 1966 y 1978 y su tercer mandato entre 1986 y 1996.

Esta notable historia, narrada magistralmente por Vargas Llosa en “La Fiesta del Chivo”, nos remonta al flamante presidente paraguayo electo Santiago Peña (ANR), quien logró una contundente victoria en las elecciones del 30 de abril.

Peña tiene en su espalda la pesada mochila de un actor político de fuste: Horacio Cartes. El expresidente y actual titular colorado es el mentor político de Peña. A su instancia lo afilió a la ANR, siendo Peña, entonces afiliado al PLRA, ministro de Hacienda.

En el 2017, Cartes lo eligió como su delfín, sin ninguna trayectoria política y partidaria. Perdió las internas ante Mario Abdo Benítez. Entonces, Peña fue directivo en el banco del grupo Cartes. Para las elecciones de 2023, Cartes lo eligió nuevamente para las presidenciales. Lo ganó.

Ahora solo el tiempo dirá si Santiago Peña emula a Balaguer o si las circunstancias lo arrastran para defender los intereses de Cartes, quien fue sancionado financieramente por Estados Unidos, que también lo declaró “significativamente corrupto”. Solo el tiempo dirá si Santiago Peña se convierte en un fantoche y títere.

martin.riveros@abc.com.py

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