Si mirándola de lejos es llamativa, de cerca la construcción además es imponente: Ubicados debajo del puente del lado de la Costanera Norte, el carril central se encuentra a más de 25 metros por encima de nuestras cabezas, y a partir de esa visión parecería que todo empieza a adquirir una perspectiva distinta. En la Sala de Recepciones, el Ingeniero responsable de la Coordinación entre las dos principales empresas constructoras locales realiza una exposición acotada que abarca desde los inicios del proyecto, pasando por las dificultades con que tropezaron durante la pandemia, hasta el estado de obras actual. Y nos invita a realizar todas las preguntas y cuestionamientos como así también manifestar cualesquiera dudas que podamos tener, reservándose para el momento antes de iniciar el recorrido físico el siguiente pedido “Pero recuerden decirme al terminar si no les parece lindo el puente”.
Y es así que, previos los chequeos médicos básicos de rigor (hay que subir más de 30 metros por una escalera casi vertical) llegamos al cabo de un par de minutos a lo alto del puente, con unas vistas espectaculares en ese día soleado del Chaco y Asunción. A lo lejos, la silueta del puente Remanso nos recuerda que esa obra, también monumental en su momento, ya no cumple cabalmente su objetivo y se encuentra colapsada por el tráfico desde hace varios años, precisando tanto un mantenimiento integral en poco tiempo como así también descargar parte importante del flujo vehicular justamente en el puente sobre el que estamos ahora.
Una obra portentosa: Con casi 7 kilómetros y medio de extensión total, considerando la distancia partiendo desde la rotonda de la Costanera Norte de Asunción hasta la unión con el ramal de Chaco´i en el lado occidental, los cuatro carriles de circulación –dos en cada sentido- que se suman a una ciclovía de un lado y un área peatonal por el otro, incorporando a las ventajas del transporte y circulación la oportunidad de esparcimiento y sana recreación para la población, hacen de este puente uno de los más importantes y modernos considerando el modelo de construcción utilizado.
“Ustedes son de los últimos en ver el puente separado” nos dice el Ingeniero mientras recorremos los túneles de mantenimiento, que permitirán reparaciones y trabajos de ajuste desde dentro de la estructura, donde igualmente se pueden observar los centenares de cabos que componen cada tirante, y que trabajando en conjunto estabilizan todo el puente. El mismo, de poco más de 600 metros de longitud, tendrá un vano principal de 300 metros y dos vanos laterales de 150, permitiendo de esta forma el cruce por debajo de 2 buques de gran calado en simultáneo, estando suficientemente previstas las condiciones máximas de crecida y descenso de las aguas.
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Hasta ahora, el puente puede verse parcialmente iluminado por las noches, y de esta forma ya luce muy bien, por lo que podemos estimar que una vez concluido el efecto lumínico será espléndido. Su silueta servirá de marco para el festejo de fiestas patrias y otras… ¡Una postal de la Asunción del siglo 21! El cruce tendrá un costo (porque claramente debe haber un repago de una obra de esta magnitud), y el cobro del mismo a través de un peaje está previsto hacia el lado chaqueño, sobre el cual la extensión del puente se desarrolla en carretera por más de mil metros en un plano elevado, respetando así la cuenca húmeda inundable del río Paraguay.
Con visión de futuro, nuevos emprendimientos inmobiliarios e industrias ya se han ubicado “del otro lado”, creándose y en rápido crecimiento un nuevo polo urbanístico y comercial, con lo que ¡por fin! nuestra capital vuelve a enamorarse de su río. Sorprendidos, descubrimos que ambas torres, de unos 135 metros de altura, son posiblemente los puntos más elevados de la ciudad, lo cual igualmente marca un hito más, entre otros tantos de este proyecto visionario.
El recorrido del puente -cuya construcción lleva tres años y se encuentra en etapa conclusiva- llega a su término al cabo de unas dos horas y nos encuentra a todos con las frentes sudorosas, los zapatos empolvados y un profundo orgullo por todo lo que apreciamos. Solo resta sonreír ante la odiosa expresión “No parece Paraguay…”, porque no sólo parece, sino que es, y la visita de varias empresas constructoras internacionales para verlo confirman lo dicho. Antes de despedirnos, nuestro anfitrión vuelve a preguntar disimulando apenas una sonrisa de satisfacción “¿A alguien no le pareció lindo el puente?”. Como única respuesta, cabría replicarle “Te quedaste corto Ingeniero”.