El peaje

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El escenario es ideal para desatar las más bajas pasiones. El 30 de setiembre del año pasado el gobierno argentino emitió una resolución por la que estableció un peaje para el tránsito internacional de embarcaciones de carga, en el tramo del río Paraná comprendido entre el puerto de Santa Fe y su confluencia con el río Paraguay.

El peaje fue fijado con el argumento de una retribución por el dragado del río Paraná, en un tramo que está sujeto a un marco jurídico internacional con base en un acuerdo firmado en Santa Cruz de la Sierra sobre transporte fluvial.

Ese acuerdo establece en dos artículos que, sin previo acuerdo de todos los países signatarios, no se puede establecer ningún impuesto, gravamen, tributo o derecho sobre el transporte, las embarcaciones o sus cargamentos, por el solo hecho de navegar; y además otorga recíprocamente a las embarcaciones de bandera de todos los países signatarios idéntico tratamiento al que se concede a una embarcación de bandera nacional, en materia de tributos, tarifas, gravámenes, derechos, trámites, pilotaje, remolque, y servicios portuarios y auxiliares.

El acuerdo es muy claro, al afirmar que no se puede realizar ningún tipo de discriminación por razón de la bandera de la embarcación.

Otro detalle es que en otros dos artículos establece también condiciones de igualdad competitiva en lo concerniente a la igualdad de oportunidades.

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Los gobiernos paraguayos de Abdo y Peña solicitaron a su colega argentino Fernández la suspensión de la aplicación de este peaje de modo a resolver la controversia, pero eso tampoco fue atendido.

Uno de los últimos capítulos que conocimos sobre el caso fue el de la presencia en Paraguay del ministro de Economía y candidato presidencial oficialista Sergio Massa, tras la que el canciller paraguayo anunció que se acordaba la suspensión del peaje para resolver la discusión.

Pero a las pocas horas el ministro y candidato argentino desmentía y ridiculizaba al gobierno paraguayo asegurando que nada se había acordado.

Nuestro gobierno respondió anunciando que retiraría toda la energía que le corresponde al país como socio de la binacional Yacyretá, que se la llevaba Argentina a cambio de un pago que tampoco realiza regularmente.

El siguiente episodio entonces fue la reunión solicitada por la secretaria de energía argentina Flavia Royon, reunión tras la que los ministros paraguayos de Relaciones Exteriores y Obras comunicaron muy escueta y diplomáticamente que se había conformado una comisión de trabajo para acercar las visiones.

Pero esa misma noche la funcionaria argentina, ya de vuelta en su país, anunció a través de su cuenta en una red social, que Paraguay había reconocido el derecho argentino de cobrar un peaje para el funcionamiento de la hidrovía.

Poco también le importó al gobierno del que forma parte, el unánime y contundente repudio de los gobiernos de Paraguay, Brasil, Uruguay y Bolivia, instando a suspender la aplicación del peaje hasta que se resuelva la cuestión de fondo en el ámbito intergubernamental de la hidrovía, expresando además la preocupación porque la medida del gobierno argentino exacerba la vulnerabilidad de nuestro país por carecer de litoral.

El siguiente capítulo es el que estamos viviendo estos días, con camiones de gas retenidos durante varios días sin argumentos reales, como represalia del gobierno argentino por lo decidido en Yacyretá, perjudicando a los trabajadores que transportan el producto.

¿Cómo continuará esto? Lo sabremos en cuatro semanas más, el domingo 22 de octubre, cuando el pueblo argentino deba elegir a su futuro presidente.

Pero a no caer en la trampa. Este tipo de escenarios requiere de profunda responsabilidad política, lo más alejada posible de la demagogia y el populismo, para no encender las mechas de las más bajas pasiones de la xenofobia y la discriminación.

Hay que decir que hasta este momento el presidente paraguayo separó muy bien los tantos.

Es que más allá de que algún oportunista quiera aprovechar el momento, éste no es un problema entre pueblos hermanos que tienen demasiado en común.

guille@abc.com.py