Una oportunidad, ¿vigente?
Nos encontramos frente a una oportunidad histórica única. Por un lado, la producción de energía es más económica, lo que nos brinda la posibilidad de generar aún más recursos para financiar áreas estratégicas.
Por otro lado, esta oportunidad permite poner a Itaipú en el centro del debate y, con ello, analizar su papel en el desarrollo nacional.
Sin embargo, la falta de información concreta y la ausencia de un plan o propuesta definidos generan incertidumbre en cuanto al futuro de Itaipú.
Aunque se ha designado un nuevo equipo negociador, hasta la fecha no ha asumido sus funciones. Además, hemos escuchado diversas declaraciones públicas que difieren en cuanto a la fecha de inicio y la duración de este proceso.
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Una mayor preocupación es la mención de temas cruciales, como los royalties, el funcionamiento de la represa y la comercialización de la energía. Estos temas se entrelazan con diversos intereses que ejercen una influencia significativa en la toma de decisiones, lo que agrega un nivel adicional de complejidad a la situación.
Al considerar algunos de los elementos del debate en torno a la energía y los fondos, podemos apreciar la magnitud de esta complejidad.
Energía, ¿para el desarrollo?
Los datos muestran que desde el 5 de mayo de 1984 hasta el 30 de abril de 2023, en un período de 39 años, la hidroeléctrica ha registrado una producción de 2.928.308.000 MWh, consolidándose como la represa con la mayor producción hidroeléctrica en el mundo.
De esta cantidad, Paraguay ha aprovechado apenas el 9.1%. Esto nos lleva a cuestionarnos, ¿Cuál debería ser la estrategia para maximizar el aprovechamiento de este potencial energético?
En los últimos años, el gobierno ha estado impulsando una iniciativa para fortalecer el uso local de la energía eléctrica generada en la represa de Itaipú.
Para lograr esto, la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) ha avanzado en la ejecución de obras de infraestructura esenciales que permiten la retirada, transmisión y distribución de una mayor cantidad de energía de Itaipú.
Estas obras, como la nueva Subestación Yguazú de 500 kV y la línea de transmisión de 500 kV, se han financiado a través de préstamos multilaterales.
Paralelamente, la ANDE ha comenzado a establecer acuerdos de prestación de servicios con empresas interesadas en establecerse en el país para utilizar esta energía.
Aunque la licitación oficial aún no se ha lanzado, la ANDE ya ha firmado importantes acuerdos de prestación de servicios exclusivos con varias empresas.
Sin embargo, el enfoque en el uso local de la energía ha generado preocupaciones, ya que implica que inversiones extranjeras se benefician de condiciones favorables para operar en el país, como el acceso a energía a precios bajos, sin necesariamente contribuir a la transformación económica y energética local, dado que tienden a repatriar sus beneficios en lugar de invertir en el desarrollo nacional.
En resumen, la iniciativa de “uso local de la energía” promovida por el gobierno se basa principalmente en la asignación de grandes bloques de energía a empresas de capital extranjero.
Fondos, ¿para qué y para quién?
Estamos atravesando un período de rezago en el que nuestro país ha enfrentado desafíos productivos.
En el actual debate sobre el PGN, se continúa proyectando una nueva deuda significativa, parte de la cual se destinaría exclusivamente al pago de bonos, en una especie de ciclo en el que liquidamos bonos con bonos sin experimentar un verdadero progreso productivo.
Se ha planteado la posibilidad de generar mayores ingresos económicos a través de Itaipú, ya sea a través de los royalties o los fondos sociales.
Esto plantea la cuestión de si Itaipú debería considerarse como una palanca para impulsar nuestro sistema económico, o si debemos entenderla como una herramienta para invertir en un modelo productivo que permita dar el salto cualitativo en el desarrollo que tanto anhelamos y necesitamos.
De hecho, nuestra calificación crediticia ha mejorado en los últimos años debido a las perspectivas de nuevos fondos en la revisión del Anexo C con agencias calificadoras de riesgo.
Una agenda para Itaipú, hoy
El 2023 sigue aquí, y aún hay tiempo de dar vuelta la película y ganar este desafío para el desarrollo nacional.
La agenda sobre Itaipú, abarcando tierra, energía, fondos y poder, no se limitará a 2023.
La creación de una estrategia patriótica para cambiar la historia de entrega dependerá de la acción y movilización de la ciudadanía.
Es crucial el debate y la construcción de consensos entre los ciudadanos en este proceso.
*La autora es doctoranda em Educación por la Universidad de Barcelona, Máster en Educación y Sociedad, Cientista Política por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Docente e investigadora. Integrante de la Campaña Itaipu ñane mba’e.