Derogación o traición

El Gobierno pidió a su bancada en el Senado archivar la derogación de la Ley N° 6659 (“Transformación Educativa”) a cambio de modificar el convenio que dicha ley sanciona con un intercambio de notas con la Unión Europea realizado en virtud del artículo 25 de la ley en cuestión.

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En esas notas, la Unión Europea acepta que en las cuestiones relativas a la política de género que pudieran surgir del convenio se estará a la interpretación que surge de nuestra Constitución, específicamente para lo referido a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 y 5 y en las demás que pudieran surgir.

Pero en el tema de la gobernanza, el proceso de toma de decisiones en el marco del convenio, nuestro Gobierno aceptó no cambiar nada: “…se propone fortalecer la estructura del Comité Directivo, actualmente integrado por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y la Delegación de la Unión Europea (en Paraguay), invitando al Ministerio de Economía y Finanzas y al Ministerio de la Niñez y la Adolescencia a participar en las reuniones de dicho Comité”.

Es decir, el embajador de la Unión Europea seguirá ejerciendo la tutela colonial sobre nuestro sistema educativo. No se modifica la gobernanza.

Y agrega, para que no haya dudas “…se propone que en caso de que el MEC considere necesaria la disposición de los recursos asignados a la línea presupuestaria de Contingencias para el financiamiento que posibilite el cumplimiento de sus actividades misionales, el mismo solicitará a la Delegación de la Unión Europea (en Paraguay) mediante la vía diplomática correspondiente”.

O sea el gobierno paraguayo deberá pedir permiso a la Unión Europea cada vez que las necesidades de nuestro sistema educativo lo requieran.

Esa traición al electorado que le votó esperanzado es la que el Gobierno está imponiendo a su bancada en el Senado, pretendiendo, además, que esta consolidación de la tutela colonial europea es una gran victoria que justifica la no derogación de la ley 6659.

Para mí es evidente que el Gobierno enterró rápido la batalla contra el globalismo que le valió tantos votos y que cree que esta rendición no tendrá costo político porque los colorados votan obedientes y no deliberantes.

Se equivoca el Gobierno. Con esta traición se enajena la base de sustentación política que le han estado dando los sectores independientes y, temprano o tarde, el disgusto de esa base de sustentación política reducirá la fuerza del grupo Cartes en el Congreso hasta su verdadera dimensión minoritaria, porque ningún político tiene vocación suicida.

Parece que los estrategas del gobierno piensan que el pueblo paraguayo es igual al voto duro de la Asociación Nacional Republicana. Olvidaron lo que les pasó ya anteriormente a ellos mismos y se encaminan hacia un rápido divorcio como el que le costó el gobierno a Raúl Cubas Grau.

evp@abc.com.py

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