El cuco de la palabra “género”

En lo que va del año, siete mujeres ya fueron asesinadas por el solo hecho de serlo, lo que deja en evidencia el estado de indefensión en nuestro país ante la falta de una política integral para protegerlas. Sin embargo, antes que buscar el fortalecimiento de políticas preventivas desde el Congreso Nacional, se pretende derogar la única ley que está enfocada en la prevención y que, pese a sus sombras, ha ayudado a que muchas mujeres obtengan una atención rápida para apartar al agresor de su entorno.

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El senador Basilio “Bachi” Núñez (ANR-HC), fiel a su estilo prepotente, manifestó que buscará derogar la Ley Nº 5.777/16 “Que garantiza la protección integral a las mujeres contra toda forma de violencia” porque -asegura- es inconstitucional y muchos jueces la malinterpretan para censurar. Si bien, es verdad, hay mala utilización de la ley por parte de algunas autoridades corruptas para censurar a sus cuestionadores, lo ideal sería buscar mejorarla y no derogarla.

El cartista justo hizo ese anuncio en el Día de la Mujer Paraguaya, que se recuerda cada 24 de febrero. Su posicionamiento no fue una mera coincidencia, pues desde que comenzó este periodo presidencial estuvo a favor de suprimir el Ministerio de la Mujer, institución que -pese a todas sus falencias- ayuda a muchas madres y adolescentes víctimas de violencia por parte de sus parejas. Para el senador Núñez es más fácil deshacer las pocas políticas públicas implementadas para socorrer de manera rápida a las mujeres, porque -según su criterio- no hay resultados en la prevención.

En la Cámara de Diputados, el retroceso en cuanto al derecho y la protección de las mujeres también es visible. De la mano de la cartista Rocío Abed se planteó cambiar la palabra “género” de la Comisión de Equidad Social y Género para llamarla “Comisión de Equidad Social e Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres”. La cartista, que dijo en el pasado ser la “perrita de Cartes que le mueve la colita cada vez que lo ve”, es presidenta de dicha comisión y para el planteamiento de cambio de nombre no dio un fundamento convincente, sino solo demostró su ignorancia en cuanto a lo que realmente significa la palabra “género”.

Por lo visto, Abed ignora que “el género es una categoría de análisis acuñada desde la teoría feminista, que sirve para designar el proceso mediante el cual las personas asumimos todas aquellas características, comportamientos y formas de pensar que las sociedades definen como propiamente femeninas o masculinas”.

La propuesta de la cartista triunfó luego de un debate vergonzoso en la Cámara de Baja. El nivel cultural de los “honorables diputados” es tan lamentable que incluso uno de ellos dijo haber tenido un pasado con una mujer trans. Mientras más de una mujer es asesinada por mes en el país, los congresistas, pese a tener jugosos salarios, solo ventilan su vida privada y no se dedican a generar políticas que realmente beneficien a la ciudadanía.

Ya en campaña electoralista, el cartismo metió el “cuco” con la palabra género y sigue propiciando confusión desde ambas Cámaras del Congreso Nacional. Es tanto el nivel de atraso y de ignorancia en Paraguay -y más de nuestros representantes en el Poder Legislativo- que nos preocupa más una simple palabra que la cantidad de huérfanos que van quedando detrás de cada muerte de una mujer.

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