El abuso o la muerte en vida

Este artículo tiene 1 año de antigüedad

Es una verdad avalada por las estadísticas que el abuso sexual infantil se da, si no en todos los casos, en un 90% dentro del entorno familiar. Las cifras son alarmantes y no hay política preventiva que funcione cuando los niños y niñas tienen al enemigo viviendo en casa.

Los desgarradores casos en los que personas menores de edad perdieron la vida presuntamente como producto de un abuso sexual nos interpela como sociedad y pone en duda la real efectividad del Estado como protector de esa población.

El espeluznante caso ocurrido en Itapúa nos cuenta que la pequeña Emma de un año y cuatro meses llegó sin vida hasta un hospital de Coronel Bogado y con signos de abuso sexual; llama nuevamente a la reflexión y enciende las alarmas de lo desprotegidos que están los niños y niñas cuando en el entorno hay un depravado que termina por cegar una inocente vida.

Pero el de Emma no es el único caso de horror y, lamentablemente, no será el último. Las políticas implementadas desde el MINNA son creativas y efectivas con el sistema de denuncias gratuitas y otras activaciones enmarcadas dentro de la campaña #TodosSomosResponsables.

Las estadísticas así lo indican, con la cantidad alarmante de pedidos de auxilio que tienen que ver con el maltrato y el abuso infantil. Pero el Estado tiene también que sincerarse y asumir que todo esfuerzo resulta insuficiente cuando hay carencias estructurales para abordar el tema y responder adecuada e integralmente ante este tipo de situaciones.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Faltan psicólogos, asistentes sociales, pediatras, abogados y otros profesionales especializados y sensibilizados en el tema para darle contención inmediata a la víctima como primera medida. También otra carencia: la de la contención a lo largo del tiempo para que esa víctima que logró sobrevivir a los abusos pueda tener las herramientas necesarias para superar el trauma.

Tampoco hay infraestructura suficiente para albergar a la víctima y separarla del entorno tóxico que la ha dañado. Falta mucho, mucho, mucho...

Por otra parte, a nivel doméstico, el tema abuso sexual es una verdad incómoda en muchas familias paraguayas y un tema del que “no se habla para no destruir la reputación familiar”.

Las víctimas abusadas por tíos, primos, incluso hermanos y padres, callan ante el temor del estigma y cargan toda la vida con una culpa que no les pertenece. Esa es una herida demasiado dolorosa y profunda, más que la muerte misma, porque es una muerte en vida.