Los zapatos del presidente

Quién diría que un país con 1,2 millones de paraguayos pobres, tendría un presidente de la República como Santiago Peña, que se compra zapatos de G. 10 millones, aunque afirma que gasta al mes solo G. 2.500.000 en vestimenta. ¡Todo lo que pudiéramos hacer si tuviéramos un par de zapatos del presidente!

Los niveles de vida que se pegan el presidente de la República, Santiago Peña, y su esposa Leticia Ocampo, con los dólares que “aparecen” en sobres en los jardines de Mburuvicha Róga, y con lo que dicen tener en sus cuentas, no dejan de sorprender. Nada transparentes, esta semana se supo que hay abogados propiciando un “acuerdo” con quienes comenzaron a contar la historia, la exempleada Luz Candado y su marido.

Peña presentó una actualización de su Declaración Jurada y dijo que por mes gasta G. 2.500.000 mensuales en vestimenta, pero aparecieron fotos y otras pruebas de que tiene un clóset ultra lujoso, con una colección de relojes por unos US$ 100.000 (G. 740 millones) y un par de calzados que cuestan US$ 1.431 (G. 10 millones). También la esposa viste a todo dar y lo paga con sobres, según pruebas arrimadas por Candado, que iba hasta las tiendas a abonar las deudas. Un par de botas, por ejemplo, también costaban encima de los US$ 1.000.

No se puede evitar pensar, todo lo que se pudiera hacer con ese par de zapatos del presidente. Por ejemplo, en G. 10 millones entran tres salarios mínimos (G. 2.899.048) y todavía sobra plata. También se podrían hacer tres casas en comunidades indígenas, incluso más bonitas que las de terciada que entregó la Secretaría de Emergencia Nacional en Caaguazú. Podríamos comprar alimento para las familias que viven en la pobreza en Paraguay, que son alrededor de 1,2 millones, según la Encuesta Permanente de Hogares Continua de 2023 (dato del INE).

Todo esto sin citar los millones de dólares que cuesta la mansión de Peña en SanBer, que ni un mago financiero puede explicar cómo la construyó con lo que dice ganar oficialmente.

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Si los ingresos fueran transparentes y Santi Peña de verdad los demostrara, todo bien. Pero no puede explicar cómo aparecían dólares en su casa, cómo fue a parar a la empresa de quien lo visitaba, la mayor parte del presupuesto de Hambre Cero, ni cómo quien le dio una camioneta, viajes en avión y quién sabe qué más, obligó al MEC a cambiar todos los pupitres de madera por los de plástico importados de China. Y no parece tener interés en saber, de verdad, las urgentes necesidades del país que “gobierna”, muy pero muy lejos de poder estar en sus zapatos.

mariana.ladaga@abc.com.py