La pésima administración de las gestiones realizadas, con respecto al cobro de impuestos, se hace cada vez más notable en Asunción, entre discusiones y polémicas que caracterizan a la comuna. Tal parece que se veía claro el destino de la tercerización desde el día que fue propuesta: problemas legales, inversiones sin sentido, reclamos de parte del ciudadanos y la gran zanja del “oparei” son los factores que traen la vieja historia de inoperancia antiprogresista.
La presentación de una acción de inconstitucionalidad fue el punto de inflexión que cambió el rumbo esta situación rebosante de incógnitas en el marco legal. Si los ciudadanos capitalinos no hubiesen denunciado, es casi seguro que la empresa TX estaría funcionando con una "normalidad" que, en realidad, tiene muchos errores, según ciudadanos inconformes.
Como protestan las voces del pueblo y la Contraloría General de la República dictaminó hace poco, existe una irregularidad inaceptable con respecto a la forma jurídica de contrato con TX; como "consultoría" fue estudiado este grupo en la municipalidad, pero recibió el nombre "sistema de gestión tributaria" en la licitación. Metiendo estos dos términos en una misma bolsa, en un medio de prensa, Ruben Acevedo, director ejecutivo del proyecto de gestión tributaria, había manifestado que la empresa privada es una "consultoría internacional que permite que el municipio trabaje de manera más eficiente en su gestión de tributos”, cuando alegaba que la tercerización realmente no existe.
En el dictamen que emitió la Contraloría, se especifica que, hasta que se resuelva la acción de inconstitucionalidad, el grupo TX no llevará a cabo ninguna función. En ese sentido, muchas dudas tendrán que esperar sus respuestas correspondientes y no quedar en el oparei pues, ¿qué pasará con el dinero invertido en TX, si es que no se le deja funcionar?
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Solo el 50% de los asuncenos paga su impuesto inmobiliario. Asimismo, si es que la vía del cobro de impuestos con ayuda del sector privado no tuviese un futuro tan nublado, en este punto, los ingresos del municipio capitalino tendrían un rumbo menos deficiente y, a la vez, justo para ciudadanos que pagan y los que, de alguna u otra manera, tendrán que abonar sus impuestos, aunque no lo quieran.
Por Eliseo Báez (17 años)
