“Como miembros de las Naciones Unidas, conscientes de nuestros propios defectos e imperfecciones, debemos sumar nuestros esfuerzos de buena fe para estar a la altura de esta norma”, explicó la escritora Eleanor Roosvelt. Así, esta referente de la política estadounidense dio a conocer, en 1948, los 30 artículos que conforman la Declaración Internacional de los Derechos Humanos.
Antes de esta declaración, en algunos países se reconoció escasamente la importancia de los derechos, como en el caso de Inglaterra, cuando en 1679 el Congreso agregó a su constitución la ley de hábeas corpus y en 1689 la declaración de derechos. Así también, durante 1789, en Francia se publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano; por otra parte, en Ginebra, la Sociedad de Naciones declaró ilegal la esclavitud, recién en 1926.
No obstante, hasta 1948 no se contaba con un entendimiento pleno de los derechos humanos y, a nivel internacional, dicho conjunto de principios representaba un cuento de hadas. Aún así, teniendo en cuenta los logros obtenidos, ¿se cumplen al pie de la letra los preceptos establecidos en la declaración universal?
De acuerdo a un informe de Amnistía Internacional, el cumplimiento de los derechos humanos sigue sin incluir a las mujeres. El artículo 25 de la declaración, que habla del derecho a un nivel de vida adecuado para todas las personas, figura como letra muerta en nuestro país, luego de que el informe global de brecha de género del Foro Económico Mundial haya ubicado a Paraguay en el puesto 104 entre 149 países.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Así también, el artículo 3, que indica el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de cada persona, tiene poco alcance a nivel local, pues la seguridad continúa como materia pendiente y los recurrentes casos de feminicidio son pruebas de esa falencia.
El 10 de diciembre pasado se cumplieron 71 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, a pesar de su nivel de importancia y la necesidad de respetarlos, muchas veces los artículos quedan en el lamentable olvido.
De esta manera, la idea de que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, citando el primer artículo del documento internacional, está destinada a quedarse en la deriva de la subjetividad, si del cumplimiento se trata.
Por Macarena Duarte (17 años)