Mientras los casos de coronavirus ascendían vertiginosamente en el norte de Italia y el número de fallecidos aún no superaba las decenas, el líder demócrata de la región de Lazio, Nicola Zingaretti, publicó en sus redes sociales una fotografía en la que brindaba por un “aperitivo en Milán”, una de las zonas más afectadas por la pandemia. Asimismo, en este mismo posteo, el dirigente llamó a sus connacionales a “no cambiar hábitos” por la enfermedad.
En marzo, cuando los casos de coronavirus ascendieron a 5.883 y el número de fallecidos llegó a 233, el presidente de la región de Lazio realizó un video en las redes; esta vez, el líder realizó el posteo para informar a sus compatriotas que había contraído Covid-19. Ahora, según The New York Times, Italia se convirtió en el nuevo epicentro de la pandemia con 7.500 fallecidos y un aproximado de 70.000 casos confirmados.
Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, comparó en Twitter al Covid-19 con la gripe común y aseguró que al año mueren de entre 27.000 y 70.000 personas por esta infección respiratoria más común. En esta misma publicación, el mandatario aseguró que "nada se cierra, la vida y economía continúan" y que la pandemia representaba una "farsa" creada por sus rivales demócratas para crear pánico.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, minimizó los 475 casos confirmados de coronavirus y llamó a sus compatriotas a "abrazarse", pues "no pasa nada". Mostrando al mundo que las actitudes irresponsables no guardan relación con la corriente política de algún dirigente, este líder de izquierda llamó a sus compatriotas a "hacer la vida normal" y a "llevar a las familias a comer a restaurantes" para no paralizar la economía de "manera exagerada".
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Jair Bolsonaro, el primer mandatario de Brasil, aseguró en una entrevista que "algunas autoridades estatales deben abandonar la prohibición de transportes, el cierre de comercios y el confinamiento en masas". También, afirmó que debido a su historial de atleta sufriría solo "una gripecita" o "resfriadito". Insistió en que no habían razones para cerrar las escuelas, cuando los más afectados por la pandemia eran las personas mayores de 60 años.
¿Cuáles son los motivos que impulsan a estos mandatarios a recorrer la senda de las respuestas y acciones absurdas? La respuesta a esta interrogante puede encontrarse en el libro "El auge global del populismo", de Benjamín Moffitt.
En este material, el especialista afirma que si un mandatario adopta decisiones y posturas que no están contempladas en un estado democrático, utiliza constantemente malos modales y actitudes ofensivas para distinguirse. Es rápido y "generoso" ofertando proyectos que pueden no ser factibles, sigue el hilo común de líderes populistas que no representan un beneficio para la democracia.
¡Tomemos nota de estos ejemplos! Al fin y al cabo, todos estos modelos pueden ayudarnos a decidir qué clase de mandatarios no queremos para nuestro país.
Por Rebeca Vázquez (19 años)
