La creatividad es el don de imaginar cosas estupendas y desarrollar nuevas ideas que se ven en todo lo que está alrededor de cada uno. Por ende, se puede ser creativo a la hora de decorar una torta, componer una guarania, diseñar un vestido de ñanduti, crear una app, hacer un trabajo práctico de ciencias o, incluso, cuando se expone algo en clase.
El elemento clave para empezar cualquier proyecto innovador siempre es la creatividad. Por lo tanto, uno piensa si se está fomentando esta capacidad de generar ideas en nuestras escuelas, colegios y universidades o, simplemente, algunos docentes fijan límites a sus estudiantes. Esperan que, como siempre, los dibujos de personas sean con rayitas y la introducción de una exposición empiece así: “Somos el grupo uno y nuestro tema es...”.
¿Existe una maestra que dé herramientas para destapar la creatividad de sus alumnos? Quizás, la respuesta sea negativa, pues las carpetas negras y el formato de letras “arial tamaño 12” son exigencias de los profes desde el séptimo grado hasta el último año de la universidad. No obstante, hay excepciones formales, pero en otros casos se podría dejar volar a la expresión y, tal vez, los resultados sean sorprendentes.
Uno de los ejemplos de creatividad es el primer largometraje totalmente digital “Toy Story”. “Hubo incontables momentos en que el futuro de Pixar fue incierto, pero con habilidad, genio técnico y mucha creatividad, nuestra película se convirtió en la más taquillera del año”, expresa el cofundador del estudio cinematogáfico de Pixar, Ed Catmull, en su libro “Creatividad, S.A”.
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“Creo de corazón que todo el mundo tiene potencial de ser creativo, cualquiera que sea la forma que adopte esa creatividad y que estimular tal desarrollo es algo noble”, dijo Catmull. Por lo tanto, tal vez se harían genialidades si, en las casas de estudios y ambientes laborales, se fomentara más esa gran capacidad de hacer algo diferente y, así, se llevara la inspiración al infinito y más allá.
Si los docentes, jefes o directores apoyaran las nuevas ideas, quizás, sería un buen inicio para empezar a ver cambios positivos.Todo empieza con cada una de las personas, pues existen casos en los que las oportunidades llueven y los chicos y chicas son holgazanes, conformistas y quieren quedarse nomás con el repertorio de siempre.
Muchas exitosas empresas cargaron con sus proyectos montaña arriba, aun cuando nadie les apoyaba. Entonces, si podés hacer algo bueno y original para tu trabajo, tu sociedad o para el país, ¡empezá ya! Planteales a tus docentes cosas nuevas, creá tus propias oportunidades y no te conformes con lo que está previamente esquematizado.
Por Andrea Parra (18 años)
