Duele mucho cuando vas a una librería a buscar el libro que tanto querés y al preguntar el precio te quedás boquiabierto y comenzás a contar tus billetitos a ver si te alcanza. Este gran problema es el akãrasy de los amantes de la lectura y, sobre todo, si lo que buscan cuesta más de 50.000 guaraníes.
Muchas librerías, en algunas temporadas del año, organizan atractivas ofertas con las liquidaciones y, a través de las redes sociales, se convocan las populares ferias de libros que comúnmente se desarrollan en plazas y otros espacios públicos como los shoppings. Los fines de semana suelen realizarse las ventas, ya que así se busca la mayor asistencia de público posible.
A partir de 10.000 guaraníes ya se puede comprar un libro; los precios son de una amplia variedad, dependiendo de la calidad del material ya que, generalmente, suelen rematarse las obras bastante deterioradas. Por ejemplo, una conocida librería de la capital ofrece a sus clientes una promoción de 4 obras por 100.000 guaraníes, monto un poco elevado pero comparado a los derroches en una farra es “mita'i recreo”.
El ambiente en las ferias es apasionante; encontrás personas con la afición compartida por la lectura mientras buscás libros de tu preferencia y te topás con los mejores clásicos de la literatura. Figuras icónicas como Shakespeare, Julio Verne, Edgar Allan Poe y Augusto Roa Bastos deslumbran en aquellos libros, cuyas hojas despliegan olor a antigüedad e historia. ¿Te imaginás comprar “Romeo y Julieta” a 10.000 guaraníes o “Yo el Supremo” a 20.000 nomás?
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En estas ferias no solamente se produce la compra - venta, sino que también se hacen trueques de materiales. En este caso se aplica el famoso consejo bíblico de “busca y encontrarás”, ya que en el microcentro capitalino se realizan con frecuencia estas convocatorias con obras para todos los gustos.
Si no está en tus posibilidades comprar un libro, podés descargar en un smartphone como lo hace la gran mayoría de los jóvenes lectores. Pero eso sí, no debemos buscar excusas para dejar la lectura que tanto bien nos hace.
Todos tenemos prioridades en la vida y, de acuerdo a ellas, optamos en qué gastar nuestro dinero; muchos ahorran para luego derrochar en gastos superfluos. La prioridad de todo joven tendría que ser alimentar la mente con la lectura, absorbiendo todo conocimiento posible. Imaginemos si la plata destinada a vicios o farras, la usáramos para comprar un buen libro, ¡cuánto bien haría al alma y a nuestro intelecto!
Por Víctor Martínez (19 años)